Los aeropuertos valencianos comenzaron ayer a aplicar la nueva normativa implantada por el Gobierno y que obliga a los viajeros que lleguen a España desde países considerados como zonas de riesgo a hacerlo con una PCR negativa realizada en las 72 horas previas. Debido al descenso del tráfico aéreo por la pandemia, València y Alicante apenas recibieron ayer 18 vuelos internacionales desde territorios afectados por la norma, si bien ya se impusieron las primeras sanciones leves a algunas personas que arribaron sin poder acreditar haberse sometido a la prueba.

Fuentes de la delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana consultadas por este diario no concretaron el número de multas expedidas en esta primera jornada, pero sí confirmaron que los pasajeros sin PCR fueron excepciones puntuales de una jornada «sin incidentes» y que todos dieron negativo tras la prueba de antígenos que se les realizó en el interior del aeropuerto. Según la normativa, las sanciones a las que se enfrentan podrían alcanzar los 3.000 euros.

Para hacer estos test utilizaron las más de 25.000 unidades distribuidas por el Gobierno a estos dos aeródromos de la Comunitat Valenciana (el de Castelló es de competencia autonómica y no estatal, aunque se rige por la misma normativa), destinadas precisamente a este supuesto o para los que muestren síntomas compatibles con la covid-19.

En torno a las 11.30 horas aterrizaba en Manises el primero de estos vuelos, procedente de Zurich (Suiza). Las versiones de los pasajeros con los que pudo hablar este diario eran divergentes, ya que tal como estipula el protocolo del Ministerio de Exteriores, el control de la documentación exigida desde ayer en los aeropuertos se realiza de forma «aleatoria». Es decir, que no todos los viajeros son requeridos por las autoridades sanitarias para mostrar el justificante de llegar con PCR negativa. Por eso, aunque todos aseguraban haber viajado cumpliendo todas las indicaciones —algunos incluso mostraron los comprobantes a los medios—, muchos de ellos no ocultaron su sorpresa de que no se les hubiera exigido ningún documento al tomar tierra.

«Me parece muy bien la medida (de los test en origen) porque aporta seguridad, pero quizá deberían obligar a enseñar el test a la llegada. Si no, pasas a depender de la buena fe de la gente, y claro...», reflexionaba una de las pasajeras del vuelo de Zurich, que desconocía el componente de aleatoriedad del proceso.

Según el nuevo sistema estrenado ayer, todo viajero debe cumplimentar antes de su vuelo el Formulario de Control Sanitario, que ya era obligatorio pero que desde ayer incluye un anexo para que el usuario declare que dispone de una PCR negativa realizada en los últimos tres días. Al completar el proceso se genera un código QR con toda la información, que es lo que los equipos de control de los aeropuertos españoles pueden reclamar de forma aleatoria a los viajeros.

Las aerolíneas advierten y recomiendan viajar con el formulario cumplimentado, pero el Gobierno no les puede exigir que impidan embarcar a quien no lo lleve al no tener potestad sobre ellas.

Solo tres vuelos comerciales desde zonas de riesgo en un Manises vacío

Al anunciar los algo más de 25.000 test de antígenos que correspondían a los aeropuertos valencianos dependientes del Gobierno —16.800 a Alicante y 8.800 a Manises— ante la entrada en vigor de la exigencia de PCR en origen, fuentes de la delegación del Gobierno en la C. Valenciana avisaban: «Pueden parecer pocos, pero se ha hecho el reparto teniendo en cuenta la escasa afluencia de estos meses. Son más que suficientes».

Según Aena, en todo el día de ayer apenas aterrizaron en el aeropuerto de València siete vuelos internacionales, de los cuales solo cinco llegaban de zonas de riesgo y únicamente tres eran comerciales. Los otros dos eran chárters fletados por equipos deportivos.

Este desierto en el que la pandemia ha convertido Manises y la inmensa mayoría de aeropuertos ha provocado que todas las tiendas de la parte ‘pública’ del recinto, la previa al embarque, hayan bajado sus persianas y permanezcan cerradas a cal y canto ante la práctica desaparición de los viajeros.

En lo que va de año, Manises, uno de los aeropuertos que crecía a mayor ritmo en 2019 en España, ha perdido 5 millones de pasajeros, pasando de los 7.313.758 viajeros recibidos hasta octubre del año anterior a los 2.318.037 de este 2020.