Cintillo ODS

El crecimiento económico no repercute, necesariamente, en la reducción de la pobreza. Más del 70 % de la población mundial hace frente en su vida a una desigualdad cada vez mayor en términos de ingresos, mientras que el 1 % de la población mundial posee más riqueza que el resto de las personas.

Las desigualdades son un obstáculo para el desarrollo social y económico a largo plazo, además de afectar a la reducción de la pobreza y destruir el sentimiento de plenitud y valía de las personas.

Esto es una realidad para millones de personas, que viven privadas de oportunidades, servicios y la posibilidad de una vida digna. A pesar de que la protección social se ha extendido significativamente en todo el mundo, las personas con discapacidad tienen hasta 5 veces más probabilidades de enfrentarse a gastos de salud calificados de catastróficos.

Las desigualdades, por lo tanto, impiden avanzar en el propósito general de lograr un desarrollo sostenible.

Además, este tipo de situaciones afectan a todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo. Así pues, un informe publicado por Unicef evidenció la creciente desigualdad entre los niños y las niñas en los países de ingresos altos.

Acabar con las desigualdades en todas sus formas -sociales, económicas, culturales o de género- es uno de los principales ejes de trabajo de las Naciones Unidas en su Agenda 2030. El 35 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para cumplir durante la próxima década son de dimensión social, lo que refleja la gran preocupación de la ONU en este aspecto.

Por ello, las Naciones Unidas inciden en la necesidad de acordar políticas universales que presten una mayor atención a las comunidades más desfavorecidas y marginadas, además de incrementar las inversiones en educación, protección social y trabajo decente.

El impacto de la covid-19

Durante el 2020, el mundo se ha visto sacudido por una gravísima crisis sanitaria provocada por la expansión del coronavirus. Con el paso de los meses, el alcance de este problema sanitario se ha multiplicado, hasta derivar en una crisis económica y social a nivel mundial.

Con ello, las consecuencias indirectas de la covid-19 amenazan con acrecentar las desigualdades entre países y dentro de ellos.

En este sentido, los países más pobres y los colectivos vulnerables vuelven a ser los más damnificados. Su dificultad para garantizar el acceso a servicios esenciales y protección social a las personas los dejan en una situación de urgencia. En este momento, las Naciones Unidas apelan a la solidaridad del resto de países para ofrecer una solución de ayuda comunitaria.

«La crisis del coronavirus ha puesto al descubierto riesgos que hemos ignorado durante décadas: sistemas de salud inadecuados, brechas en la protección social, desigualdades estructurales, degradación ambiental y la crisis climática», destacó el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, durante el homenaje anual a Nelson Mandela de 2020.

De este modo, las medidas implantadas por los gobiernos para detener el avance del virus también tuvieron un impacto desigual y que se traducirá en la pérdida de 12 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en toda Europa, según los pronósticos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). «El virus representa un riesgo mayor para los más vulnerables. Cien millones de personas más podrían verse empujadas a la pobreza extrema», confesó Guterres, quien advirtió que, como consecuencia de la situación actual, «podríamos ser testigos de hambrunas de proporciones históricas».

Proteger la igualdad de género

La igualdad de género es un derecho humano fundamental que deben proteger todos los Estados. Sin embargo, todavía existen 49 países en lo que no existe ninguna ley contra la violencia doméstica, en los que las mujeres y las niñas todavía viven desigualdades, además de sufrir violencia física o sexual.

En este sentido, las Naciones Unidas advierten que la Covid-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas.

Hasta el 30 % de la desigualdad de ingresos se debe a la desigualdad dentro de los propios hogares, incluso entre mujeres y hombres. «En todas partes, las mujeres están en peor situación que los hombres, por el simple hecho de ser mujeres. La desigualdad y la discriminación son la norma. La violencia contra la mujer, incluido el feminicidio, ha alcanzado niveles epidémicos», declaró el secretario general de las Naciones Unidas.

Terminar con esta lacra es la base para lograr un mundo pacífico, próspero y sostenible.