«Nos ceñiremos escrupulosamente a lo que digan las autoridades. Teníamos un proyecto. Ahora, haremos lo que sea posible sanitariamente». Con estas frases el alcalde Joan Ribó ha dado prácticamente por zanjado el «Plan B» de la Cabalgata de Reyes presentado en la Conselleria de Sanidad, que confiaba celebrar el festejo con un formato parecido a la Batalla de Flores, con el público separado en unidades por palco. El festejo, que en los últimos años ha alcanzado un notable predicamento, y un éxito incontestable de convocatoria, tendrá que pasar al Plan C, habida cuenta de que la situación sanitaria no permite, o no parece permitir, dentro de 40 días, la fórmula de espectáculo controlado, que había sustituido al espectáculo multitudinario.

La más que cantada cancelación -de ese modelo- consigue seguir, de esta forma, una escalera para que nadie quede damnificado en sentido político. El ayuntamiento, porque hizo los deberes de intentar presentar un proyecto alternativo; la Generalitat, por recibirlo y estudiarlo sin pronunciarse públicamente, y el Gobierno de España, por hacer su particular ejercicio de responsabilidad sanitaria. Todos felices en ese sentido y todos tristes, ciudadanía incluida, porque, a la hora de la verdad, a los planes se les sigue cortando las alas.

A partir de ahí toca pensar en una nueva fórmula que, tal como decía el concejal, «se hará dentro de los límites que se nos marquen». La lista de alternativas no son ya de la ciudad de València, sino que surgen en todas las ciudades. Desde la «cabalgata estática» -poco recomendable, porque supondría también concentración de gente haciendo cola, pero que podría llegar a amoldarse a normas sanitarias- a la opción más limitada, que es la de saldarlo con la recepción en el ayuntamiento y la transmisión de la misma por televisión, pero a puerta cerrada.

Lo que sí que anunció en su día el concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana, es que el ritual tendrá lugar. («Sus Majestades han confirmado que vendrán a la ciudad sí o sí»). Y quedará también por definir si se puede hacer algún tipo de visita a hospitales infantiles en la mañana del 6 de enero, que cursan antes de partir.

Deriva para las carrozas

Sin embargo, esta deriva del festejo trae aparejado lo que se estaba temiendo en las semanas anteriores: la ruina del sector carrocero. La Comunitat Valenciana tiene una importante industria de carros para cabalgatas que van a acabar la temporada sin haber podido sumar ningún contrato. Ya empezó su particular calamidad con el verano, en el que no ya la Batalla de Flores, sino las fiestas patronales dejaron la contratación a cero. Ahora hay que añadir los festejos navideños, puesto que los talleres valencianos surten no ya a los ayuntamientos y particulares de la Comunitat, sino al mercado nacional e incluso internacional. Ahora mismo, las expectativas en ese sentido son prácticamente mínimas.

Con la particularidad añadida de que los talleres de carrozas son de alta especialización, por lo que de estos talleres, por ejemplo, salen pocas fallas que, aunque sea con recortes económicos, por lo menos sí que tienen un volumen de contratación.

La plaza del ayuntamiento instala sus atracciones

La plaza del ayuntamiento empezó a mostrar ayer su preparación navideña. De forma simultánea se trabajaba en la «plantà» de sus tres grandes elementos de este año: el carrusel (que se ha desplazado a la antigua calzada de la plaza, ahora zona de paseo peatonal), el árbol de luces y, donde antes estaba la pista de hielo, el Mercado de Artesanía que, tal como publicó ayer Levante-EMV, ha sido trasladado desde el emplazamiento inicial en San Agustín. 

La actividad empezará mañana, viernes, aunque el ayuntamiento no ha confirmado que se celebre un «acto inaugural» para evitar las aglomeraciones. 

Sin embargo, el Partido Popular ha criticado que se ha producido una anomalía en el proceso: que el montaje de las luces se ha producido «sin que se haya adjudicado aún el contrato», según denunció el concejal Santiago Ballester, algo que consideró «incomprensible porque la Navidad siempre es en las mismas fechas». Lo comparó con el accidente mortal ocurrido en Viveros: «Estas actuaciones irresponsables ya han tenido graves consecuencias».