La utilización de plasma de personas que han superado la covid-19 para aprovechar sus anticuerpos fue una de las esperanzas terapéuticas de la primera ola de la epidemia. En toda España fueron 60 los pacientes que recibieron el llamado plasma de convalecientes. Un estudio publicado recientemente en el prestigioso «New England Journal of Medicine» (NEJM) concluye que el tratamiento de plasma en pacientes con neumonía grave no produce diferencias significativas, ni en su estado clínico general ni en la mortalidad, frente al grupo que recibió placebo.

La publicación en el NEJM expone los resultados del ensayo PlasmAr, liderado por el Hospital Italiano de Buenos Aires, y que incluyó a 12 centros públicos y privados de seis provincias argentinas. Según sus autores, se trata de un intento de superar los datos sobre este tratamiento, hasta ahora principalmente observacionales, con «un ensayo controlado aleatorio con el poder estadístico adecuado».

Los autores del estudio, un total de 39 científicos, encabezados por V.A. Simonovich, asignaron al azar a pacientes adultos hospitalizados con neumonía grave por covid-19 en una proporción de 2:1 para recibir plasma convaleciente (228 pacientes) o placebo (105). Treinta días después de la intervención, apuntaron el estado de los pacientes, midiéndolo en una escala ordinal de seis puntos que va desde la recuperación total hasta la muerte, pasando por la recuperación parcial, la hospitalización sin oxígeno, la hospitalización con oxígeno y el apoyo de ventilación invasiva (intubación).

Llegado el día 30, no hubo diferencias significativas entre el grupo de plasma convaleciente y el grupo de placebo, ni en el estado clínico ni en la mortalidad general. La mortalidad global fue del 10,96 % en el grupo de plasma convaleciente y del 11,43 % en el grupo de placebo, una diferencia de riesgo de solo 0,46 puntos porcentuales.

Estos resultados refuerzan algo que los especialistas sospechaban, que este tratamiento es más eficaz en las etapas tempranas de la enfermedad. África González, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo, señalaba recientemente la importancia de «hacer ensayos clínicos aleatorizados para poder confirmar que esta terapia es o no efectiva». «Hay muchas variables a tener en cuenta –explicaba–: la cantidad de anticuerpos neutralizantes, la carga de virus que tiene un sujeto, el momento de la infección... y para estar seguros de su funcionamiento hay que comparar grupos control con aquellos que reciben esta terapia».

La expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología afirmaba que «lo que sí parece claro es que [el tratamiento con plasma de convalecientes] no es muy eficaz en etapas tardías de la infección». Como explicó la inmunóloga González, en la primera ola de la covid-19, y al igual que se hizo con el ébola en África, «se intentó emplear la terapia de plasma con aquellos pacientes que evolucionaban mal y como única solución terapéutica».

El Hospital La Fe, el San Joan d’Alacant y el Centro de Transfusión pusieron en marcha un ensayo clínico para investigar si el plasma de donantes que han superado la infección por covid-19 puede ayudar a mejorar la salud de pacientes con pronóstico incierto. Hasta ahora han donado su plasma en toda la Comunitat casi 200 pacientes recuperados, la gran mayoría en Alicante, 104, aunque también se han recogido 78 muestras en València y 9 en el centro de Transfusión de Castelló.