Encontrar un alojamiento en el interior valenciano no es tarea fácil esta semana. Cualquier buscador de alojamientos puede corroborar esta afirmación, ya que las reservas se han disparado para salir de las ciudades este fin de semana y la ocupación, según los hosteleros, está cercana al 100 %. Eso responde, según Hosbec, a que los pequeños alojamientos rurales «ofrecen esa percepción de seguridad, alejados del bullicio», como señaló ayer el presidente de la patronal, Toni Mayor.

En el alojamiento rural La Presa de Colindón, cerca de Chulilla, su gerente, Cristina, lo tiene claro: «Este año ha sido diferente, pero para mejor». Es uno de los lugares que ha colgado el cartel de completo y cree que la gente «busca zonas apartadas sin aglomeraciones». Afirma que el pasado agosto fue el mejor de todos en cuanto a reservas, superando a los años donde no había pandemia.

"Parece que la covid-19 no ha afectado nada a Chulilla, el turismo es igual que los años anteriores"

En la misma localidad, El Pozo funciona como restaurante y como alojamiento. En los dos campos las cifras son más que satisfactorias: Carlos, al frente del restaurante, califica el fin de semana de «fenómeno». Va más allá al afirmar que «no estamos notando la covid-19 en Chulilla» porque el turismo de interior está funcionando pese a las restricciones que en la hostelería tienen que cumplir como es llenar el 30 % del aforo. Como en el hotel, coinciden en que el perfil de clientes ha cambiado y ahora abundan familias y parejas frente a los grupos de amigos y amigas.

La compañera de Carlos, Violeta, se encarga del alojamiento El Pozo. Apunta a otro cambio de tendencia: ahora, las pernoctaciones no suelen durar más de dos noches, sino que lo habitual es que los clientes solo se queden una. «Otros años poníamos de requisito para reservar en el puente un mínimo de dos noches y esta vez no lo hemos hecho», explica Violeta, ya que los turistas de este puente son locales, valencianos, por lo que el desplazamiento no es tan largo como si viajaran desde otra parte de España.

Está todo reservado para el fin de semana, pese a que reconoce que la gente «tiene miedo» y busca escapadas cortas para despejarse. Lo mismo sucede en Vilasira Rooms&Wines, en Los Cojos (Requena), donde todo está ocupado hasta el lunes. Su propietaria, Ana, asegura que la media está en las dos noches de estancia y las parejas es el perfil más común.

Vilasira y El Cau dels Somnis tienen algo en común: abrieron en 2020, el año con el peor pronóstico económico para poner en marcha un negocio. Sin embargo, tanto Ana como Richard, propietario de este alojamiento en la aldea de La Cuevarruz, en Los Serranía, coinciden en que han hecho un año muy bueno. «En agosto estuvimos al 95 % de ocupación», asegura Richard, quien tiene reservados la mitad de los apartamentos del complejo y apalabrados la otra mitad. «Tal como están las cosas, no podemos quejarnos», asegura.

El Bono Viatge, fundamental

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En el caso de Rustikalpuente, también en La Serranía, el 50 % de las reservas llegan a través del Bono Viatge y está propiciando que tanto el otoño como el invierno estén funcionando muy bien. «Todos los fines de semana estamos en una ocupación media del 80 %», dice Mercedes, su gerente. En el caso de Juanjo, propietario de la casa rural La Antigua, en Chelva, tiene reservados todos los fines de semana hasta febrero.

Ayer, el Instituto Nacional de Estadística hizo públicos los datos relativos a ocupación turística extrahotelera, es decir, la que se refiere a campings, casas rurales y apartamentos. En concreto, la C. Valenciana fue la tercera que más turistas perdió en cuanto a ocupación de apartamentos turísticos, con una caída del 69,9 % respecto al mes de octubre de 2019.