El campo de concentración del franquismo «más significativo de España» comienza a desvelar datos de su historia gracias al trabajo de un equipo de arqueólogos que ha llevado la cabo la primera fase de una excavación que ya ha dado los primeros resultados valiosos.

Los especialistas han logrado delimitar dónde se ubicaba el campo y localizar toda la extensión en planta de uno de los barracones, lo que permitirá documentarlo al detalle así como recuperarlo para una posible musealización. En los trabajos también se han encontrado restos óseos, aunque todavía no las fosas comunes, debido a la gran extensión del terreno.

Munición, insignias militares, un pequeño colgante religioso que se supone que pertenecía a un prisionero y muchas latas de sardinas, el único alimento junto a las lentejas que se daba a los presos, son algunos de los hallazgos que están comenzando a contar la triste historia del enclave.

Así lo explica Felipe Mejías, que encabeza el grupo de arqueólogos que ha estado trabajando en la zona. El experto recalca que se trata del campo de concentración «más significativo de España», puesto que a él fueron a parar personas que se habían refugiado en Alicante pero que no pudieron escapar en el buque ‘Stanbrook’. Entre ellos, y aunque no se conservan los listados de prisioneros, pudieron estar personas cercanas y cargos relevantes de la cúpula del gobierno republicano.

La investigación nace hace tres años, cuando Mejías empezó a indagar la ubicación de las fosas comunes de Alicante y se planteó «qué había pasado con los muertos de esos campos». Los trabajos comenzaron hace mes y medio con una subvención autonómica de 17.600 euros y en ellos han intervenido 13 personas entre antropólogos, forenses e investigadores.