El 37,7 % de los trabajadores sanitarios confiesa sentirse deprimido por la evolución de los contagios y la situación de saturación hospitalaria, un 44 % muestra una sintomatología de estrés y el 50 % asegura que su calidad de vida ha empeorado desde febrero de 2020.

    Estas son algunas de las conclusiones del Cuestionario de Evaluación Emocional para Personal Sanitario tras la covid-19 elaborado por Kayros Salud para Unión Sanitaria Valenciana, entidad que representa a alrededor de 45.000 profesionales sanitarios en la Comunitat Valenciana.

    Unión Sanitaria Valenciana incluye a una docena de profesiones sanitarias: psicólogos, enfermeras, médicos, farmacéuticos, odontólogos, ópticos-optometristas, veterinarios, fisioterapeutas, logopedas, dietistas-nutricionistas, podólogos y terapeutas ocupacionales, según fuentes de la entidad.

    El muestreo se ha elaborado con cerca de 2.000 encuestas, en dos fases comprendidas entre julio y septiembre de 2020, hechas en varios puntos de la Comunitat entre sanitarios y no sanitarios.

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Objetivos de la encuesta

  El propósito del análisis ha sido evaluar la percepción del estado emocional, la actuación de las autoridades sanitarias o el nivel de riesgo de contagio.

    La encuesta evidencia la presión vivida durante la pandemia entre los profesionales vinculados a la sanidad y el "desasosiego constante" en sus funciones clínicas o terapéuticas.

    "La incertidumbre, junto con los mensajes divergentes, las jornadas maratonianas y la falta del material de protección, han derivado en depresión, ansiedad y estrés, entre otros trastornos", apunta el presidente de Unión Sanitaria y decano del Colegio de Psicología de Valencia, Francisco Santolaya.

    La tónica mayoritaria de las respuestas "demuestra el pesimismo generalizado", según Santolaya, quien incide en que gran parte de las personas encuestadas "percibe encontrarse peor que en febrero de 2020".

    Peor calidad de vida y descontento con las medidas oficiales

    Aproximadamente un 50 % de las personas consultadas ha manifestado que su calidad de vida ha empeorado, frente a un 36-40 % que afirma que su situación apenas ha variado.

    Sobre las medidas llevadas a cabo por la Administración a la hora de proteger a los profesionales también hay unanimidad entre el colectivo no sanitario y el sanitario.

    Existe un descontento general que alcanza el 70 % de la muestra e incluso un 30 % ha puntuado con un 0 el nivel de actuación del Gobierno regional o central para facilitar material de protección contra los contagios, guías de actuación o materiales de concienciación.

    A las preguntas relacionadas con el riesgo percibido ante la posibilidad de sufrir un contagio en los puestos de trabajo (donde 0 era "ningún riesgo" y 10 correspondía a "riesgo muy alto"), el colectivo sanitario demuestra mayor preocupación con índices que oscilan entre 7 y 10 de riesgo percibido, mientras que la mayor parte de la población no sanitaria asume un nivel de riesgo entre 2 y 5.

    En el caso de Enfermería es especialmente alto el riesgo percibido, con más de un 50 % puntuando 8 o más, y marcando con el riesgo máximo de contagio (10) el 32,5 % de las colegiadas encuestadas.

    Niveles altos de estrés

    Respecto al estrés que ha podido suponer mantener las medidas de seguridad (distancia, distribución de espacios, limpieza de manos o uso de mascarillas y pantallas protectoras) los datos afloran que los sanitarios alcanzan puntuaciones más elevadas (7-8 puntos) que el personal no sanitario (5 puntos), en una escala en la que 0 es igual a ningún estrés y 10 se equipara a estrés muy alto.

    El estudio constata también que existe un leve descenso del nivel de estrés de los sanitarios entre la primera fase de la encuesta (julio-agosto) y la segunda (octubre-noviembre), de los 8 a los 7 puntos. Una pequeña disminución que, según los expertos, puede deberse a la interiorización de las medidas.

    Entre los profesionales más deprimidos se encuentran las enfermeras, los farmacéuticos y otros colectivos sanitarios como los ópticos-optometristas.

    Con respecto al estrés, los más afectados son enfermeras, farmacéuticos, veterinarios y fisioterapeutas, quienes traspasan la sintomatología leve, aunque los enfermeros superan la sintomatología moderada, con niveles preocupantes.

    En el otro lado de la balanza se encuentran los profesionales sanitarios de Psicología que, según la encuesta, son los que presentan menos incidencia y gravedad en cuanto a depresión, estrés y ansiedad. No obstante, constituyen uno de los grupos que más somatizan.

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    Además, más del 50 % de las personas encuestadas presenta uno o varios síntomas físicos relevantes (dolor de cabeza, de estómago o de espalda) asociados al malestar psicológico.

    La prevalencia de sintomatología obsesivo-compulsiva resulta bastante similar entre los grupos, aunque, en general, el colectivo de enfermería es el que mayor incidencia presenta, superando la sintomatología leve de TOC.