Cintillo Encuentros Empresariales

Seis mujeres se reunen en torno a una mesa para debatir sobre liderazgo femenino en el mundo empresarial: economía, crisis, pandemia, teletrabajo, crianza o jornada laboral son algunos de los conceptos que surgen en un debate organizado por la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y Levante-EMV con voces consolidadas en el sector que ponen en común los problemas a los que se enfrenta la mujer empresaria en su propio ámbito, donde si bien se ha reforzado su presencia, «aún sigue siendo insuficiente».

Es a la conclusión que llegaron las participantes. Eva Blasco, presidenta de la CEV en València y anfitriona del evento; Encarna Gaspar, presidenta de la Asociación de Empresarios de Máquinas Recreativas de la C. Valenciana (Andemar); Ángela Pérez, CEO de Imegen; Cristina Plumed, presidenta de la Asociación de Empresarios del Camp de Morvedre; y Pepa Torres, CEO de Walker’s. La directora de Levante-EMV, Lydia del Canto, fue la moderadora del evento que dejó varias evidencias: el sector empresarial continúa siendo de hombres, las mujeres deben dejar atrás algunas actitudes, el teletrabajo está haciendo un flaco favor a la conciliación y la reducción de la jornada laboral a 35 horas es un debate que no procede abrir en estos momentos.

La responsabilidad de la mujer como empresaria y como madre fue una idea que vertebró todo el debate. Es la realidad a la que las participantes se han enfrentado a lo largo de toda su carrera y la que persiste en el sector, la eterna decisión de tener que elegir entre el éxito profesional y renunciar a los cuidados familiares o al revés: «Las mujeres tenemos un espíritu de sacrificio brutal pero mal gestionado. Si quieres tener una carrera profesional, no tienes que sacrificar a tu familia, pero sí que hay que tomar decisiones. El sacrificio de la mujer está demasiado generalizado y es muy triste», explicó Encarna Gaspar.

En el caso de las ponentes, todas han desarrollado su carrera laboral no sin cuestionamiento. «El mundo empresarial sigue siendo de hombres», afirmó tajante Eva Blasco, quien reconoció que se están haciendo avances y se percibe el cambio, que indiscutiblemente «debe venir desde dentro». «En la CEV, Salvador Navarro ha dado un impulso porque se lo cree. Si se hace por estética, no se transforma la organización», explicó. El sector del juego, está masculinizado «y es machista», con estamentos laborales «muy marcados, casi de club social», asegura Encarna Gaspar.

«Los inversores te apartan»

En el campo del diagnóstico genético, Ángela Pérez sostiene que la presencia de la mujer es amplia. Ella comenzó al frente de una startup que ha convertido en una empresa consolidada con 170 trabajadores y trabajadoras. «Cuando la dirigía mientras iba creciendo, todos lo aceptaban. Sin embargo, cuando comienzas a lidiar con inversores, de manera implícita te apartan porque ahora van a dirigirla ‘de manera seria’. Es una sensación muy desagradable», explicó Pérez. En el caso de Cristina Plumed, ser mujer y presidir una asociación empresarial no le ha sido un problema, pero hacerlo siendo joven, sí. Calificó de «mal endémico» el perfil de personas que forman este sector: «Hombres mayores». Por eso, cree que la solución pasa por dar un paso generacional y ayudar a que las mujeres entiendan que sí que pueden estar en esos puestos de dirección.

De hecho, como Encarna Gaspar relató, ella heredó de su padre la empresa «por actitud y aptitud» y cuando una mujer llega a un puesto de dirección, como lo hace con esfuerzo, «se asienta, y cambiarlo es muy difícil». Aquí, Plumed añadió que «somos sintéticas y directas, nos gusta resolver las cosas rápidamente y bien» mientras que Gaspar apuntó que la capacidad de ser «empresaria, madre, mujer e hija nos hace llegar a todas partes y quejarnos bien poco. Si eso lo trasladas al nivel empresarial, el nivel es brutal».

Para Pepa Torres, la logística, donde ella se mueve, es un sector más que masculinizado y contó como hace años, en una convención en el extranjero, le confundieron con una camarera. «La empresa y la economía, aunque son palabras femeninas, es un mundo de hombres», señaló, y aseguró que según la percepción masculina del sector «nunca serás como ellos, solo te parecerás».

Binomio madre y empresaria

Fue Torres quien lanzó una propuesta sobre la mesa: «Abrir guarderías en los polígonos industriales». La maternidad estuvo muy presente en los discursos de las invitadas ya que el binomio madre y empresaria no es fácil de digerir. Todas sin excepción han tenido experiencias negativas siendo cuestionadas por elegir el trabajo frente a sus hijos e hijas y todas han decidido pasar por encima. En el caso de Plumed, comenzó a dirigir la asociación de empresarios del Camp de Morvedre con una niña de dos años y no fueron pocas las veces que le preguntaron qué hacía allí en lugar de cuidar de su menor. «¿Acaso no tenía un padre o alguien que la cuidara? Tienes que tener muy interiorizado cuál es tu rol», confesó.

Ángela Pérez solo estuvo confinada un día, el resto, fue su marido quien se ocupó de sus hijos «y no tengo remordimiento de ningún tipo»; «somos brutales en tomar decisiones empresariales e incapaces de contratar a alguien y delegar el cuidado de los nuestros», apuntó Gaspar.

El año 2020 ha sido revolucionario en muchos sentidos. Uno de ellos viene dado por la implementación del teletrabajo, una «trampa» en la que han caído muchas mujeres. Blasco fue muy directa al afirmar que teletrabajar «es una forma de organización y no ayuda a la conciliación, son cosas distintas y hay muchas mujeres comprando ese discurso». Sin embargo, para todas supone «un paso atrás» para la mujer porque se corre el riesgo de estar aislada y al margen de la promoción interna.

Este último fue un punto que también trajo debate: ¿Hay mujeres que renuncian a mejorar su posición laboral por miedo a perder tiempo familiar? Para Pepa Torres, sí. Existe un «miedo interior» que hay que corregir con educación y exigiendo «corresponsabilidad» a las parejas porque, al final, el peso emocional y doméstico siempre recae sobre la mujer.

Aprender a decir «no»

En el caso de Ángela Pérez, aseguró haber tenido que convencer a algunas de las trabajadoras del laboratorio para que no abandonaran su puesto de trabajo porque terminaban después de las 3 de la tarde y les imposibilitaba hacer ciertas tareas. «Todo viene del cuidado, hay cuestiones culturales que no acabamos de romper y a veces basta con decir ‘no’ y buscar otras opciones», apuntó Pérez.

Tampoco creen que la reducción de la jornada laboral a 35 horas (cuatro días a la semana) suponga un avance, tal como plantean desde el Gobierno de España. Ni siquiera creen que sea lo «correcto» en un momento como éste. «¿Para qué? ¿Para estar en casa y hacer la compra? Tenemos que aprender a avanzar e insisto: quiero ver guarderías en polígonos industriales», volvió a incidir Torres. Plumed también añadió que las empresas deben generar su propia cultura y hacer que sea agradable estar en ellas. «Es importante mostrar a las niñas los casos de éxito de mujeres, pero es igual de importante mostrar que hay mujeres que son felices con su trabajo», apuntó.

Para la presidenta de la CEV en València, no es momento de debatir el cambio en la jornada laboral. «A medio plazo viene una incertidumbre laboral, se va a incrementar mucho la tasa de paro y el debate ahora debería ser cómo salir adelante y de qué forma mejorar la productividad de este país», y añadió que se trata de un debate que «políticamente está bien, pero empresarialmente, no».

Además, sobre la flexibilización horaria, considera que tiene que venir de un cambio social «más profundo». Tanto Blasco como Ángela Pérez creen que adecuar los horarios escolares a los laborales sería de gran ayuda porque «trabajar de 8 a 3 le funciona al sector público, pero es completamente irreal. Yo he defendido que el colegio termine más tarde, porque los profesores se acogen a los horarios del sector público y eso crea un problema para encajar el horario escolar con el laboral», señaló Blasco. Para Pérez esta iniciativa «sería una ayuda enorme».