Joaquín Mir Vilches, de 43 años, murió tras una brutal paliza «excesiva, prepotente e inhumana», según palabras del fiscal, tras ser abordado en el portal de su domicilio cuando iba cargado con las bolsas de la compra. Pese a que el ataque, ocurrido en marzo de 2019 en el barrio de La Coma de Paterna, fue presenciado por la mujer y el hijo de 16 años de la víctima, el acusado negó ayer ante un jurado popular ser el autor de la paliza que acabó con su vida. Según él, ni le propinó puñetazos, ni patadas, «simplemente me lo quité de encima», asegura el procesado, quien se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por asesinato.

Los hechos ocurrieron la noche del 11 de marzo de 2019 cuando Francisco José B. D., de 34 años, estaba esperando a su vecino en el portal del domicilio, en el barrio de La Coma, por un incidente ocurrido de buena mañana entre las mujeres de ambos, en el que una le recriminó a la otra que estuviera gritando de buena mañana. El acusado alega que se trató de un encuentro casual, al bajar a comprar cigarrillos, y que fue el hijo del fallecido quien habría agredido a su pareja esa misma mañana.

Tanto la fiscalía como la acusación particular sostienen que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato al contemplar las circunstancias de alevosía —la víctima no tuvo oportunidad alguna de defenderse— y de ensañamiento —al causarle «un daño absolutamente gratuito aumentando de forma intencionada su dolor».

Por su parte, la defensa sostiene que la muerte no se produjo como consecuencia directa de la agresión sino de una cardiopatía que el fallecido padecía. Respecto a las lesiones que presentaba en los nudillos el procesado, de golpear brutalmente a su víctima hasta desfigurarle el rostro, dijo que se había raspado con el suelo.