«Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos». Así reza el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 marcado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que tiene como protagonista al agua, posiblemente el elemento más importante para la vida.

Desde una perspectiva occidental, en muchas ocasiones no se percibe su relevancia. Un ciudadano necesita agua para beber, cocinar o ducharse y esta sale del grifo. Un negocio la necesita para limpiar materiales o producir y también fluye el agua. Sin embargo, esas canalizaciones no se dan de la misma manera en todo el mundo. La escasez de agua, según cifras de la ONU, afecta a más del 40 % de la población mundial —sobre todo en áreas rurales—, una cifra alarmante que probablemente crecerá en los próximos años con el aumento de las temperaturas como resultado del cambio climático.

Hasta 2.100 millones de personas han conseguido disponer de acceso a mejores condiciones de agua y saneamiento desde 1990. Sin embargo, la falta de disponibilidad de agua potable de calidad todavía es un problema importante que se aprecia en áreas de todos los continentes. En todo el mundo, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre.

En 2015 todavía había 4.500 millones de personas en el mundo que carecían de servicios de saneamiento administrados de manera segura —con excrementos adecuadamente dispuestos o tratados— y 2.300 millones ni siquiera tenían saneamiento básico.

Asimismo, el cambio climático está provocando que cada vez haya más países con problemas de estrés hídrico, que incluso ha alcanzado a España. Además, el aumento de las sequías y la desertificación han empeorado la situación en los últimos años, llevando a suministrar municipios enteros de forma excepcional con camiones cuba en la misma Comunitat Valenciana. A nivel mundial, la ONU estima que al menos una de cada cuatro personas se verá afectada por la escasez de agua de forma recurrente para el año 2050.

Con el fin de garantizar el acceso universal al agua potable segura y asequible para todos en 2030, el ODS nº 6 de las Naciones Unidas reclama la necesidad de realizar inversiones adecuadas en infraestructura, proporcionar instalaciones sanitarias y fomentar prácticas de higiene, buenos hábitos estos últimos cuya necesidad ha puesto de manifiesto la pandemia de coronavirus que azota actualmente al mundo entero.