La comitiva tras visitar la muestra ubicada en un tren. | LEVANTE-EMV

En el siglo XVIII llegar de València a Madrid suponía un viaje de 8 días. Hasta 1998 la autovía no estuvo completada, y lograr el AVE costó dos décadas de reivindicaciones. Ayer, sin embargo, se celebraba el décimo aniversario de la llegada del AVE a València, una conexión de alta velocidad que unía el ‘cap i casal’ con la capital de España y que han empleado más de 22 millones de pasajeros. Una exposición de fotografías en la estación Joaquín Sorolla de València -una parte en el vestíbulo y otra en el interior de un tren AVE de la línea Madrid-València con 193 imágenes- resume lo que ha supuesto esta infraestructura en la ciudad y fue el escenario elegido para celebrar los diez años de este «hito histórico». El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, el president de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde de la ciudad, Joan Ribó inauguraron la exposición y valoraron los diez años de la llegada de la alta velocidad a la ciudad entre un aluvión de personalidades y periodistas.

El ministro José Luis Ábalos aseguró ayer que este «hito» se logró con 391 kilómetros de vía (438 kilómetros si se incluye la conexión a Albacete) y con una inversión de 6.600 millones de euros, de los que cerca de 2.000 millones fueron de ayudas europeas. Destacó que antes se recorrían 500 kilómetros en más de tres horas y que ahora el trayecto se acorta a 390 kilómetros y 100 minutos. El ministro añadió que la red actual de Alta Velocidad se encuentra en desarrollo, por lo que parte del trazado de la línea Madrid-Castilla La Mancha-Comunitat Valenciana-Murcia «es el que utilizarán los habitantes de Elx, Orihuela, Murcia, Cartagena, Lorca o Almería para desplazarse a Madrid, València o Barcelona».

La liberalización del ferrocarril permitirá democratizar la Alta Velocidad y obtener una mayor rentabilidad social a la inversión realizada. Por eso, Ábalos recordó que en la primera fase Renfe, Ouigo (SNCF) e ILSA competirán. La previsión pues es que ese momento llegue en primavera «si la pandemia lo permite». Será entonces cuando «los viajeros verán incrementados de media en un 50 % el número de trenes, lo que debería significar una reducción de los precios, de la que todos los viajeros podrán beneficiarse».

El ministro destacó también que la puesta en servicio del AVE permitió «ahorrar tiempo y dinero», así como «cohesión social y territorial», además de haber evitado la emisión a la atmósfera de 1.400.000 toneladas de CO2.

Transición ecológica

El president de la Generalitat, Ximo Puig, puso el foco en cómo el AVE ha supuesto «un camino a gran velocidad hacia la transición ecológica». «Desde 2010, la alta velocidad nos ayuda a reducir emisiones. Por un lado, se traslada del avión al tren un amplio movimiento de pasajeros; por otro, el transporte de mercancías por ferrocarril se ha disparado al 30 % entre Madrid y València», aseguró el president Ximo Puig.

De cara al futuro, Puig afirmó que el 2021 es el Año Europeo del Ferrocarril «y España necesita un ‘cambio de agujas’. Hay que empezar a repensar la alta velocidad como vía para la cohesión. Con el AVE, España ha avanzado, pero una (Madrid) ha avanzado más que los demás. Hay que pasar de la España radial a la España en red. Es decir, una España en la que ni todo pase por Madrid ni todo esté en Madrid. Como bien sabemos los valencianos, en España el mapa y el territorio no siempre han ido de la mano. Esa España radial dibujada en los planos décadas atrás ha dejado de lado polos estratégicos como el corredor mediterráneo. Si en 2010 era inconcebible que la primera y la tercera capital aún no estuvieran conectadas, en 2020 resulta antinatural que la segunda y la tercera no estén unidas por alta velocidad». Además, el presidente Puig reivindicó también la inversión en los trenes de cercanías «de manera que sea sea la palanca para vertebrar esa otra España real: la que está en la periferia de las grandes ciudades».

El alcalde de València, Joan Ribó, destacó en primer lugar las ventajas del AVE a nivel ambiental y tecnológico. «Se ha mejorado la comodidad del viajero y el impacto al medio ambiente», explicó aunque recalcó su voluntad de compartir con el Gobierno del Estado «el objetivo de convertir València en el nodo fundamental del Corredor Mediterráneo en su zona sur».

Sin embargo, señaló la necesidad de «reflexionar sobre el desarrollo del alta velocidad» porque las líneas están pensadas para comunicar Madrid con el resto de grandes ciudades españolas y otras líneas como el eje mediterráneo «se han postergado», pese a ser «prioritarias para el turismo y la exportación valencianas».