En estos momentos, Reino Unido es uno de los pocos lugares donde ya se suministra la vacuna contra la covid-19, una solución que parecía una quimera hace solo unos meses y que desde el 8 de diciembre se comenzó a administrar a la población mayor de 80 años. Ahora, los valencianos y las valencianas que allí residen han comenzado a ponérsela, como es el caso de las tres mujeres con las que Levante-EMV ha contactado: Sara Fernández, médica de Atención Primaria en un centro de salud de Londres; Alicia Sánchez, trabajadora en una residencia de ancianos; y Sandra Huesa, supervisora de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica en un hospital público de Londres. Las tres se sometieron a la vacunación de buena gana y sin ningún tipo de reticencia, más bien, como una suerte de avance, más todavía para desarrollar su profesión. Sara Fernández se apresuró en dejar claro que, pese a ser médica, «tengo el mismo miedo que todos, pero confío en las investigaciones que se han hecho hasta ahora de la vacuna», explicó. Mientras, a Alicia Sánchez cada semana le hacen una prueba PCR para poder trabajar con los más mayores, por lo que la vacuna, ahora, es un respiro y cierta garantía de que no podrá «propagar el virus».

El único efecto que han notado tras la inyección ha sido dolor en el brazo, pero ni reacción local ni fiebre

A Sandra Huesa fue la administración de su hospital quien le propuso administrársela y «no me lo pensé». «Me enviaron un correo electrónico el fin de semana para vacunar al personal de mi planta y me apunté», explica. Algo parecido le sucedió a Sara Fernández, ya que se la ofrecieron el pasado jueves a través de un email desde la dirección del centro de salud. Sus compañeros le preguntaron si se unía a ellos y ella dijo que sí: «La gente reacciona muy bien», explica, y no hay suspicacias respecto a su eficacia.

Alicia Sánchez se enorgullece de poder decir que en la residencia de ancianos donde trabaja no ha habido ni un solo caso de covid-19. Sin embargo, el miedo existe y confiesa que «cuando me comunicaron que nos iban a poner la vacuna, pensé, ‘por fin’. Me da más miedo contagiarme de coronavirus».

El protocolo no aconseja quedarse embarazada en los próximos dos meses desde que se suministra la dosis

Alicia Sánchez, una de las primeras vacunadas en Londres

Respecto a los efectos del día después, Fernández reconoce que sí que tiene dolor en el brazo, pero es el único efecto que ha notado tras vacunarse: «ni reacción local ni fiebre ni cansancio». Igual para Sánchez, que sintió «el mismo dolor que cuando me puse la de la gripe», explica. Entre sus compañeros y compañeras sí que hubo personas que sintieron cansancio al día siguiente, pero no le afectó a ella. En el caso de Sandra Huesa, es rotunda: «al día siguiente me desperté como una rosa».

Sandra Huesa una de las primeras valencianas en ponerse la vacuna.

Segunda dosis en enero

Las tres tendrán ahora que vacunarse por segunda vez. Las dos sanitarias lo harán la próxima semana, el 7 y el 8 de enero, mientras que a Alicia la citarán cuando pasen 28 días. El protocolo recomienda que no deben quedarse embarazadas en los dos meses siguientes a que les pongan la vacuna, de la misma forma que se interesan por saber si se han vacunado de otra enfermedad recientemente o si son alérgicas a algo. Una vez te la suministran, la sanidad inglesa entrega una tarjeta que acredita que has sido vacunado con Pfizer BioNetch, la fecha en la que se inyectó y la cita para la segunda dosis.

A todas las personas a las que la sanidad inglesa vacuna se les entrega este carnet donde se acredita el día que se puso la primera dosis y la cita para inyectar la segunda.