El candilazo o arrebol, un fenómeno que en el atardecer de ayer, 27 de diciembre, sorprendió en Valencia a todos los afortunados que asistieron a este espectáculo de la Naturaleza, se produce sobre todo en otoño e invierno y es más habitual en zonas costeras.

Para que ocurra el candilazo o arrebol es imprescindible que haya nubes en el cielo (mejor si son altas o medias) para que, así, se dibujen los colores. No es más que el resultado de la dispersión de los rayos del sol en función de la inclinación de estos; por eso, se da al salir o ponerse el sol, que refleja la luz en las nubes como si fueran un lienzo, máxime cuando el ambiente está limpio, y enciende el cielo ofreciendo un espectáculo grandioso.

El candilazo o arrebol suele ser un fenómeno meteorológico corto, que apenas dura lo que dura la salida del sol o el ocaso, pero intenso si se dan las condiciones adecuadas. Y ayer, desde luego, se daban con creces.