Hasta 127 llamadas desde las 8.00 hasta las 14.00 horas y el esfuerzo se quedó en eso: una mañana perdida y ninguna respuesta del Hospital La Fe. Es una queja frecuente de los usuarios de la Sanidad pública, que ha crecido exponencialmente desde que estalló la pandemia, y que en el caso de Francisco A., un vecino de València de 62 años, alcanza cifras de récord.

La única pretensión de este paciente era cambiar una cita absurda: le dieron fecha para someterse a una ecografía y la dataron 24 días después de la fecha de consulta con el especialista que trata su cáncer, de manera que esa visita no tendría ninguna utilidad sin conocer antes el resultado de la prueba.

Por esa razón, llamó al servicio de citación de Radiodiagnóstico del Hospital La Fe de València con el fin de pedir el cambio de la fecha de la ecografía tras recibir una notificación en la que se le informaba de que debía acudir el día 8 de febrero. «El médico la había pedido para el día 5 de enero, ya que la revisión con él es para el 15 de enero». Sin embargo, para su sorpresa, se la habían colocado más de tres semanas después de la consulta del especialista, así que hizo todo lo posible por lograr que enmendasen el error.

Eran poco más de las ocho de la mañana del lunes cuando marcó por primera vez uno de los tres números del servicio de citación para radiodiagnóstico. Nadie le habría convencido en ese momento de que se iba a tirar toda la mañana haciendo lo mismo: llamando sin parar a los tres números sin obtener respuesta. «O sonaba hasta agotarse la llamada, o comunicaba».

Cuando llevaba varias horas, optó por llamar a la centralita general del Hospital La Fe. «Me contestó una mujer y me dijo que no me cogía, que siguiera llamando. Cuando le insistí, me respondió: ‘¡Pues venga usted aquí!’». Fin de la conversación.

Desde el inicio de la pandemia, Sanidad ha insistido una y otra vez a los usuarios en que no acudan a los centros de salud y menos aún a los hospitales, salvo que se trate de una urgencia. De hecho, todos los trámites habituales están habilitados para ser resueltos telefónicamente. Incluida la solicitud de una cita o el cambio de la misma.

Dada la respuesta obtenida, Francisco optó por recurrir al Servicio de Atención e Información al Paciente (SAIP). Mismo resultado. La fotografía realizada a su teléfono móvil acredita que llamó 25 veces al número del SAIP. Nadie respondió.

«Nunca antes me había pasado esto. Es cierto que a veces tardan en contestar, pero, ¿127 llamadas sin respuesta?», se pregunta. Tampoco sabe si ese día la centralita del hospital sufrió algún tipo de avería, aunque de haber sido así, lo lógico es que la operadora que le atendió en la centralita general hubiese estado al tanto y le hubiese informado de la incidencia.

Francisco no parece un hombre que suela quejarse. Al contrario: «Me ha parecido raro, nada más. Y no debería ocurrir. Por lo demás, yo estoy absolutamente contento con toda la atención que he recibido tanto de los médicos como del resto del personal de La Fe que me trata del melanoma del que me operaron hace dos años y por el que me hacen revisiones cada poco tiempo. Como esta que tengo el 15 de enero». Si llega a tiempo la ecografía, claro.