El sacerdote valenciano Manuel Soler Espí falleció el domingo por la noche a los 83 años de edad. Soler Espí fue canónigo de la Catedral de València durante los últimos 25 años, es decir, contaba con una canonjía que es aquella nombrada por el obispo dentro de una catedral.

El arzobispo de València, el cardenal Antonio Cañizares, presidirá la misa exequial por su eterno descanso este martes a partir de las 10 horas, en la Catedral y tras ella, los restos mortales de Manuel Soler Espí serán inhumados en el Cementerio General.

El sacerdote era natural de la localidad valenciana de Agullent y había recibido la ordenación sacerdotal en 1961 y fue vicario parroquial en Nuestra Señora de la Esperanza y San Roque, en el barrio valenciano de Benicalap, de 1962 a 1964 y de 1964 a 1967, respectivamente.

Posteriormente fue nombrado párroco de Santa María, en la localidad de Banyeres, donde permaneció de 1967 hasta el año 1974. En ese año, fue designado párroco de La Asunción de Nuestra Señora, en Torrent, al frente de la cual estuvo un total de cuatro años en los que, además, desempeñó el cargo de arcipreste.

Igualmente, Manuel Soler fue abad mitrado y párroco de la Seo de Xàtiva durante tres lustros, de 1980 a 1995, y durante 17 años fue vicario episcopal, primero en la Vicaría Safor-Marina-Valldigna, de 1978 a 1980, y luego ya hasta el año 1995 de la vicaría de Xàtiva. Además, fue miembro del Consejo Presbiteral de 1989 a 1995 y desde diciembre de 1995 hasta la actualidad, es decir, durante 25 años, era canónigo de la Catedral de València.