La pregunta de cuál es la razón por la que la borrasca que azota la Comunitat Valenciana se llama Filomena sobrevuela la mente de muchos. ¿Por qué esta borrasca tiene nombre de mujer?, se ha llegado a preguntar a través de las redes.

En realidad desde hace tiempo ya se utiliza el método cremallera para nombrar a los temporales: hombre, mujer, hombre, mujer, y así sucesivamente. Aunque hace años si se bautizaban a las borrascas solo con nombre de mujer, ya no es así. Y además, ahora para darle un orden, se ha optado por el alfabético de la A a la Z. Así pues, los próximos temporales de la temporada, después de Filomena se llamarán Gaetan, Hortense, Ignacio y Justine.

Quién pone nombre a los temporales AEMET

Quién pone nombre a las borrascas y temporales

Desde el año 1954 la Universidad Libre de Berlín ha estado bautizando a los anticiclones y borrascas, pero no es hasta 2017 cuando se decidió en la zona suroeste establecer un nuevo sistema de nombres dirigido al público en general sustituyendo al empleado por los berlineses.

Con este nuevo método de nomenclatura de las borrascas de gran impacto se favorece que la comunicación sea más efectiva ante un episodio adverso de viento, que suele llevar asociados fenómenos costeros y en muchas ocasiones problemas relacionados con la nieve y la lluvia

Los cuatro organismos internacionales responsables de poner nombre a las borrascas con gran impacto englobados en el Grupo Suroeste europeo, son los Servicios Meteorológicos Nacionales de Portugal (IPMA), Francia (Météo-France), Bélgica (RMI) y España (AEMET). Cada año y como adelanto de temporada, presentan los nombres de los temporales que se sucederán en el año.

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Pero qué es una borrasca de gran impacto

Se trata de una borrasca o tipo de ciclón de bajas presiones donde el viento gira en sentido contrario a las agujas del reloj en el Hemisferio Norte. Estos fenómenos suelen traer consigo vientos fuertes o muy fuerte. Las borrascas que finalmente reciban un nombre serán aquellas que puedan producir un gran impacto en bienes y personas, aunque no es necesario que experimenten un proceso de ciclogénesis explosiva