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"De un sábado a otro he pasado de facturar 3.900 euros de caja a tan sólo 360"

El "sábado de rebajas", que debía haber sido espectacular para la hostelería, se convierte en una ruina por el cierre forzoso a las cinco de la tarde y la ausencia de gente por la tormenta

El centro de València ofreció ayer este desolado aspecto por la mezcla de restricciones y meteorología. | LEVANTE-EMV

Prohibición, pandemia, tormenta y crisis. Todos los astros negativos se unieron ayer en contra del sector de la hostelería en uno de esos días que, en condiciones normales, habrían sido temporada alta, especialmente en la ciudad de València. Y es que, con la finalización de las vacaciones de Navidad llega el periodo de rebajas. Y un sábado normal habría registrado la visita de gran cantidad tanto de vecinos como de clientes procedentes de poblaciones de la provincia, y en el que las compras y comer, «picar» o cenar formaban parte de una excursión completa (en no pocas veces, acompañada del partido de fútbol en Mestalla). Sin embargo, el panorama que mostraron las calles de la ciudad en la tarde de ayer era de absoluta desolación y lo que los hosteleros consideran contrasentido injusto. Centros comerciales y tiendas estaban abiertos. Y bares, cafeterías y restaurantes, con la persiana bajada desde las cinco de la tarde, perdiendo ese valioso turno vespertino para un día como el de ayer. A lo que hay que añadir los efectos de la borrasca, que dejaron aún más en casa a la ciudadanía. Un día para perder todos, pero especialmente en las barras y mesas.

«¿Quieres un ejemplo?: la pasada semana hicimos 3.900 euros de caja. Hoy, 360». Eso significa facturar más de un 90 por ciento menos. Así lo explicaba Antonio Manuel, responsable de la taberna del mismo nombre en el centro de València. «Es mucho más grave las restricciones que el temporal. La verdad es que la medida no puede ser más letal para nosotros. El lunes va a empezar a aplicar nuevamente los ERTE, pero con un problema añadido: nos estamos quedando sin recursos». El conocido hostelero considera que la medida que obliga a bares y restaurantes a cerrar a las cinco es durísima «y desproporcionada con nosotros. Ya lo fue la restricción de seis a cuatro personas por mesa. Y ésta, lo empeora. Pero con esa particularidad: que no sabemos por qué lo hemos de pagar nosotros. Y con impuestos pagados recientemente incluyendo los aplazados y, en el caso de los que estamos en el centro, con alquileres muy caros...». Hoy, mientras tanto, los centros comerciales sí que van a abrir en toda la Comunitat, para aprovechar el tirón de las rebajas.

No van a quedar las cosas sin más. Tal como publicó Levante-EMV en la jornada de ayer, los hosteleros de la ciudad inician mañana, lunes, una serie de 21 tardes con caceroladas para protestar por la decisión del Consell. Porque consideran que es injusta y que los bares pagan las consecuencias de un problema global que, sin embargo, no se aplica a todos los sectores productivos.

Quieren vacunas para hosteleros

Ayer se les unió la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Cullera y la Ribera, integrada en la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, que propone con el apoyo de la Federación exigir un plan de vacunación específico para el sector de la hostelería «con el objetivo de ofrecer garantías y seguridad a los clientes y turistas».

En el «cap i casal», quien se posicionó fue el grupo municipal Ciudadanos, quien emplazó al equipo de gobierno y, en concreto, al área de Dominio Público, a suspender la reducción de terrazas del sector hostelero durante el tiempo de duración de la crisis sanitaria para evitar más pérdidas económicas. No al cierre a las cinco de la tarde, sino a la reducción del número de terrazas. La aplicación de una norma de 2014 aunque a día de hoy, no se ha aplicado por estar pendiente de alegaciones.

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