Los centros educativos han optado por encender prácticamente de madrugada las calderas y la calefacción, con el objetivo de que las aulas estén algo caldeadas para recibir al alumnado. Este es el plan B que han puesto en marcha algunos equipos directivos, pues las temperaturas gélidas que ha traído Filomena junto a la necesidad de ventilar las aulas para frenar el avance de la covid-19 dificultan el aprendizaje en condiciones de confortabilidad térmica.

Así lo explican desde la Associació de Directors d’IES del País Valencià (Adies-PV). «Muchas calefacciones se encienden a las 5 horas de la mañana, para caldear los edificios, aunque luego se abran las ventanas... esto aumenta de forma más que considerable el consumo combustible, pero estamos en un invierno con más frío del que solemos tener», apunta Toni González Picornell, presidente de Adies-PV.

Pero esto no ha sido solo una iniciativa de los equipos directivos, sino que algunos consistorios así lo han trasladado a los colegios —cuyo mantenimiento está bajo sus competencias—, como es el caso de Castelló de la Plana, donde han indicado que las máquinas deben encenderse a las 6 horas, mientras que el consistorio de València ha ordenado a los centros que tengan encendida la calefacción las 24 horas del día de manera ininterrumpida pero manteniendo la ventilación en aplicación de los protocolos contra la covid.

Y es que, aunque las temperaturas son muy bajas, desde los institutos recuerdan que lo que se ha demostrado es «que la corriente de aire minimiza mucho los contagios, lo que implica que las ventanas deben estar abiertas en los centros». Ante esto, desde la Conselleria de Educación instan también a «mantener en marcha todos los sistemas de calefacción todo el tiempo que sea necesario».

Asimismo, desde el departamento de Campanar recuerdan que en el protocolo del pasado 23 de noviembre sí permite cerrar las ventanas a causa de «la temperatura exterior» o «las inclemencias meteorológicas», además del ruido. En concreto, en situaciones como la del temporal actual, las ventanas deberían abrirse completamente cada 25-30 minutos (al inicio y a la mitad de clase) y durante un periodo de 3 a 5 minutos».

No obstante, desde los centros apuntan que «la opción más factible» y para curarse en salud —pues cuanto más se ventile, menos riesgo hay—, «es abrigarse mucho e impartir la lección con las ventanas abiertas», y así no estar pendiente la ventilación o de las alarmas, por lo que alumnado y profesorado acudían ya antes de navidad con ropa térmica o mantas.

"Un parche mal hecho"

Por otro lado, la cuestión del frío ha abierto una grieta en el pacto educativo y la «paz» que mantenían los sindicatos con la conselleria. CSIF alerta de que las temperaturas en algunas aulas llega a los 10 ºC y la calefacción es «un parche mal hecho»; para Stepv, el frío hace «imposible dar clase con normalidad»; mientras que la Federació d’Ensenyament de el sindicto Comisiones Obreras lamentó ayer «la falta de acondicionamiento térmico en las aulas ante una ola de frío histórica».

La Federació Valenciana d’Estudiants (Faavem) pide no olvidar especialmente al estudiantado del interior y, al igual que los sindicatos, lamenta que no se cuente en todos los centros con purificadores de aire con filtros HEPA 13, si bien los directores consideran que nada igual de eficaz que la ventilación natural abriendo las ventanas.