No solo es el caso de Ademuz. Utiel alcanzó los 11,5 grados negativos, Fredes y Castellfort no conocen el calor más allá de los 0 grados desde el día de Reyes y la ciudad de València rozó esta cifra simbólica con 8 décimas por encima (0,8 ºC), la más baja desde 2012.
Estas temperaturas han provocado que la Policía Local de la ciudad haya tenido que atender a 81 personas en situación de calle desde el 5 de enero. Solo en la noche del domingo la Unitat de Convivència i Seguretat (UCOS) atendió a 17 personas mientras que durante el lunes fueron 25 con reparto de mantas y cinco traslados a albergues municipales.
El efecto insolación de la nieve
Todo esto, insisten los meteorólogos, sin ser «propiamente» una ola de frío. «No ha habido una nueva masa de aire frío tras el paso de Filomena sino que se mantiene la anterior», explica el doctor en Geografía, Rafael Armengot. «Lo que sucede es que el terreno nevado tiene un reflejo de la insolación durante el día e irradia la energía durante la noche y se produce un enfriamiento muy superior al habitual», argumenta el meteorólogo de Avamet (Agencia Valenciana de Meteorología) quien relata que esto se suma a «los días más cortos y las noches más largas del año».
La situación, indica José Ángel Núñez, jefe de Climatología de Aemet, es la misma que en 2006 cuando se registraron los -19 grados en la Plana de Utiel: suelo cubierto de nieve por las precipitaciones de días atrás y cielo totalmente despejado. Una temperatura que, además, evita que se deshiele la nieve acumulada de la borrasca. Pero más allá de ver temperaturas finlandesas en estaciones meteorológicas valencianas, las consecuencias de Filomena continúan vigentes. Durante el día de ayer, todavía había cerca de un centenar de carreteras afectadas por el hielo y la nieve con cinco de ellas cerradas (a final de la tarde eran dos) y 22 con necesidad de cadenas.
«El hielo es más problemático que la nieve en las carreteras y es lo que hay ahora en muchas de ellas», indica el doctor en Ingeniería de Caminos e Infraestructuras de Transporte, Javier Camacho, ya que, explica, «el hielo es más deslizante y se ve menos». Por ello, expresa que es necesario tratar estas vías «con fundentes y disolventes como cloruros» para que una vez se derrita la nieve no se queden charcos de agua que se acaben convirtiendo en hielo.
También la actividad lectiva sigue afectada por el paso de la borrasca y la imposibilidad de transporte. Ayer fueron 19 los municipios los que mantenían suspendida las clases con cerca de 17.200 estudiantes afectados desde Infantil hasta Formación Profesional pasando por Primaria, Secundaria y Bachillerato. La mayoría son de poblaciones de la provincia de Valencia con 14.700 alumnos afectados de 15 localidades como Requena, Utiel o Algemesí.
Las temperaturas subirán hasta rozar los 17 ºC el fin de semana
Filomena se ha despedido dejando paso a fuertes heladas que han hecho que la nieve se convierta en hielo. Esto ha provocado que 2021 empiece como acabó 2020, batiendo récords. Pero el inicio más frío del año desde 1954 tiene los días contados. La tendencia de las temperaturas en los próximos días se prevé que se incline al alza. «A partir de mañana (por hoy) las temperaturas van a pegar una remontada gradual», asegura Rafael Armengot, representante de Avamet. Como indica, el ascenso será paulatino. Así pues, hoy las mínimas se irán por encima del grado en las tres provincias, llegando a los 6º el fin de semana. Las máximas estarán en ligero ascenso, rozando los 17 ºC durante el sábado y el domingo. Entre hoy y mañana finalizan los avisos por emergencias. Ayer todavía persistía la alerta amarilla por temperaturas mínimas en el interior norte de la provincia de València con -6 ºC y el interior sur de València con -4ºC. Según Aemet, esta emergencia acabará a primera hora de hoy para las regiones del interior sur, y mañana para las del interior norte de València. Por otro lado, el aviso amarillo que se ha activado a causa de las rachas máximas de viento del noroeste de 80 km/h en el interior de Castelló se prolongará hasta mañana. Todo ello supone que el deshielo también sea progresivo. Por tanto, y como explica Armengot «la aportación de ese agua a los caudales de los ríos será ligera o moderada». Así, prevé que el suelo va a ser el gran beneficiado ya que la mayor parte del agua se va a impregnar en los terrenos.