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"Los episodios invernales tan duros nos ponen al límite pero hacen equipo"

Una ingeniera civil jefa de equipo y un oficial de primera y conductor de quitanieves relatan cómo ha sido combatir a la borrasca Filomena

Un operario del sector V4 de la empresa Pavasal en una carretera acondicionada tras Filomena. | PAVASAL

Hay profesiones que las personas que las desempañan son de una pasta especial. Porque cuando más arrecia el peligro o la situación complicada allá van ellos para mejorar la situación complicada. Una de las menos conocidas tal vez sea la de los profesionales que se dedican a la conservación y mantenimiento de las carreteras. Un trabajo continuado y discreto durante todo el año que toma protagonismo durante el invierno, con las primeras nevadas como ha sucedido con el último temporal Filomena.

Una de las empresas adjudicatarias de contratos de conservación y mantenimiento de la red de carreteras del Estado es Pavasal, miembro de la Asociación de empresas de conservación y explotación de infraestructuras (ACEX). Levante-EMV ha entrevistado a dos trabajadores de Pavasal que han trabajado intensamente desde el día de Reyes para que las carreteras de su sector pudiera estar operativo lo antes posible.

Sonia García Iranzo es ingeniera civil y de obras públicas y la jefa COEX (conservación y explotación) del sector V4 que abarca tres carreteras nacionales (la N-330, la N-332 y la N-420) desde los límites con Albacete por el sur y con Cuenca con el este y Teruel al norte que han sido uno de los epicentros de la última nevada.

«Filomena ha tenido mucha intensidad. Nunca habíamos registrado espesores como los recogidos en los últimos días. Ha habido zonas que han llegado a un metro», explica a Levante-EMV la jefa COEX del V4, Sonia García Iranzo, que atesora catorce años de experiencia en conservación de carreteras.

Un trabajo que García Iranzo considera vocacional. «Es un sector que requiere mucha implicación y en el que es fundamental la vocación». Sobre todo en «episodios invernales tan duros que nos pone a todos al límite, pero también hace equipo y saca lo mejor de cada uno, fomenta el compañerismo, porque trabajas con gente en la que confías y que es muy profesional». La ingeniera civil coordina un equipo de «28 personas en la brigada más el personal de oficinas» que se pone a trabajar mucho antes de que los temporales empiecen.

«Me gusta pisar la nieve»

«Previo a la nevada hay que organizar los recursos, planificar las actuaciones, hacer retenes, confirmar los pedidos de fundentes, la disposición de máquinas para atender lo mejor posible la nevada». Una vez organizado el operativo Sonia García Iranzo se incorpora al tajo. «Me gusta pisar la nieve y salir a la carretera. Hay que estar al lado de tu gente. Y lo que vas viendo lo transmites al servicio de comunicaciones, Inforruta, la Guardia Civil, la Delegación de Gobierno a los que se informa en tiempo real».

Es un trabajo que, además, sabes cuando empieza pero no cuando acaba porque los temporales «no atienden a horarios ni a días festivos», recuerda la ingeniera civil. De ahí que las jornadas más «duras» del sector de la conservación, admite García Iranzo, se produzcan en el invierno «con jornadas de turnos rotatorios de doce horas sin parar» que sabes cuándo empiezan pero nunca cuando acaban.

Los trabajadores de la conservación y explotación de carreteras suelen vivir cerca de las carreteras que ayudan a mantener y que se conocen al dedillo. Sonia García Iranzo vive en Requena. Destaca que en su trabajo es «importante conocer la carretera, porque cuando hay una nevada te guías por los hitos como las juntas de las estructuras, los viaductos para evitar enganchar la cuchilla de la máquina quitanieves» además de la formación que reciben los conductores.

Conductores como Rafael Lorente Pérez, oficial de primera del sector V4, con 24 años de experiencia en la conservación de carreteras, y que reside en Utiel. «El buen servicio depende de que el equipo sea experimentado. No somos personal de paso. Llevamos mucho tiempo en el mismo servicio y nos conocemos la carretera palmo a palmo y, por ejemplo, donde va a haber un ventisquero. Alguien de fuera lo tendría complicado», explica el oficial de primera de Pavasal.

Para Rafael Lorente Pérez, que conduce habitualmente una máquina quitanieves, la situación más complicada que viven es «cuando nieva con mucha intensidad porque la vista se cansa de ver tanto blanco o de trabajar durante toda la noche». Aunque ama su trabajo. «Si no haces lo que te gusta no vale la pena estar. A mi me gusta mi trabajo. Para mi estar nevando y quedarte en casa es como si me faltara algo».

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