El grupo parlamentario de Unides Podem está definitivamente roto. La defenestración de la síndica Naiara Davó a manos de Pilar Lima lo ha despedazado por completo. Y ningún escenario está descartado, ni siquiera una rebelión de diputados morados contra la dirección del partido que comanda Lima. «No lo vamos a permitir», ha dejado escrito Davó tras conocer los planes de la coordinadora.

Hay diputados cercanos a la síndica que admiten en privado que no están por la labor de acatar las decisiones de Lima, que tiene mayoría en el Consejo Ciudadano, la dirección del partido. Pero ninguno tiene decidido el siguiente movimiento y van a esperar. Sí hay quien está calibrando en este momento los pros y los contras que supondría una maniobra como la de convertirse en diputados no adscritos y abandonar Unides Podem, pero no hay una estrategia conjunta de Naiara Davó y sus afines.

El grupo tiene ocho diputados y Lima necesita que le firmen cinco como mínimo para convertirse en la nueva portavoz. Tiene tres firmas seguras, la de ella y la de las dos diputadas de EU, Rosa Pérez y Estefanía Blanes, y muy probablemente una cuarta, la de Cristina Cabedo, que no se posicionó en el proceso que enfrentó a Lima y Davó.

Junto a la actual síndica quedarían tres diputados considerados más cercanos (Beatriu Gascó, Ferran Martínez e Irene Gómez) que si decidieran marcharse romperían Unides Podem. Las Corts permiten formar grupo con un minimo de tres diputados.

Los más cercanos a Davó hablaban ayer de «asco» y «vergüenza» por la situación que ha generado Lima, que prometió en su campaña que respetaría el liderazgo institucional en las Corts y el de Rubén Martínez Dalmau en la vicepresidencia segunda. «¿Será Dalmau el siguiente en ser laminado?», se preguntaban en los pasillos del grupo.

El escenario de un grupo roto incluso podría dar la posibilidad al jefe del Consell, Ximo Puig, de prescindir de los miembros de esta formación en el ejecutivo y más si Lima se planteara hacer con Dalmau lo mismo que con Davó ya que el perfil del vicepresidente actual es muy del agrado de los socialistas pero otro más combativo, al estilo de Pablo Iglesias en Madrid, se convertiría en un problema para los socialistas valencianos. Los escindidos de Unides Podem pasarían incluso a tener los votos decisivos ya que el Botànic solo cuenta con 52 diputados.

Los críticos con Lima creen que no tiene capacidad para dirigir al grupo porque tiene un talante «muy agresivo» que hace mucho más complicado llegar a acuerdos, lo que aseguran pone en peligro la estabilidad del Consell. Además se ha rodeado de personas muy combativas como Esther Sanz, integrante del consejo ciudadano nacional o Carles Fons, miembro de la dirección autonómica. Otras voces apuntaban ayer a la necesidad de que interviniera la dirección estatal para evitar que el partido acabe desmembrado.