El triple asesino de las niñas de Alcàsser, Miguel Ricart, ha sido identificado en un edificio okupado en el barrio de Carabanchel, en Madrid. Al parecer, la identificación del condenado por la muerte de Míriam, Toñi y Desirée en el caso Alcàsser se produjo el pasado viernes.

Ricart se encontraba en un edificio okupado de la calle José Garrido de la capital, donde al parecer había acudido con un amigo con la intención de comprar droga. Cuando los agentes del Cuerpo Nacional de Policía pidieron la identificación, el exconvicto mostró su DNI sin problemas, según adelantó ayer La Sexta en el programa ‘Más vale tarde’.

Se trata de un lugar al que la Policía acude con frecuencia, puesto que en él es habitual el menudeo de droga. Precisamente, Ricart acudió hasta el lugar para comprar estupefacientes acompañado de un amigo, según la información a la que ha tenido acceso este diario.

En estos momentos, Ricart se encuentra totalmente libre de deudas con la justicia tras salir de la cárcel el 29 de noviembre de 2013, una vez cumplida su condena por el triple asesinato.

La anulación de la doctrina Parot por parte del Tribunal Superior de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo aceleró la puesta en libertad del único condenado por el asesinato y violación de las niñas de Alcàsser, Miguel Ricart. El triple asesino de Alcàsser no fue el único en ser liberado: además de él, salieron de prisión en aquel momento no solo etarras, sino un buen número de pederastas y asesinos a quienes se les había aplicado esa doctrina jurisprudencial para prolongar su estancia en prisión más allá del límite de 20 años que impone el marco jurídico español.

Así, lejos de los 170 años a los que la Audiencia de València condenó a Ricart en 1997, el asesino de Miriam, Toñi y Desirée permaneció un total de 20 años, diez meses y dos días en prisión, los últimos en el centro penitenciario de máxima seguridad de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. Antes pasó por Picassent, Castelló, Zuera (Zaragoza) y A Lama (Pontevedra).

El viernes 29 de noviembre de 2013, exactamente 7.226 días después de su detención el día del hallazgo de los cuerpos de las niñas, el 27 de enero de 1993, Ricart zanjó sus deudas con la justicia española.

Dos semanas después de su salida de prisión, la pista de Miguel Ricart se perdió en Francia, hasta donde viajó al comprobar el rechazo que generaba allá por donde pisaba. Desde entonces, ha logrado su objetivo: vivir en el más absoluto de los anonimatos lejos de las cámaras. Esta identificación en Madrid sitúa a Ricart de nuevo en España, lo que podría dar al traste con esa intención de pasar desapercibido a partir de ahora.