La preocupación de las autoridades sanitarias por el colectivo de profesionales movilizados para atender pacientes covid-19 no es gratuita. Los contagios de coronavirus entre este personal se han disparado en las últimas semanas, de tal manera que, según fuentes oficiales de la Generalitat, en la actualidad tiene inactivos a alrededor de 2.000 profesionales.

Se trata de personal sanitario (enfermería, auxiliares de enfermería y personal médico, principalmente) que se encuentra de baja por haberse contagiado (1.560 con PCR positiva) o que tienen que estar en cuarentena por haber estado en contacto con un positivo (440 profesionales).

Según las cifras de la Conselleria de Sanidad, alrededor de 7.000 efectivos de la sanidad pública, algo más del 10 % de la plantilla, se habría infectado por coronavirus desde el pasado mes de marzo. Sería el colectivo funcionarial de la Generalitat donde la incidencia de la covid-19 es mayor.

El sindicato Satse aireó ayer un estudio propio que concreta que el personal de enfermería contagiado se ha incrementado un 31 % en apenas 22 días (entre el 24 de diciembre y el 15 de enero) al pasar de 1.954 a 2.556, mientras que los casos en aislamiento se ha disparado un 108 %, es decir, de 323 a 671. En cuanto al conjunto de sanitarios, hablan de un salto de 5.685 a 7.325 profesionales (un aumento del 29 %) y de 945 a 2.018 profesionales en aislamiento (un 113 % más). La cifra es alarmante si se tiene en cuenta que, a principios de diciembre y, según cifras de Sanidad, el coronavirus había interrumpido la actividad laboral de cerca de un millar de profesionales. Mes y medio después y tras un periodo vacacional que ha agudizado los contagios.

Según los datos que manejan las autoridades sanitarias, este porcentaje de personal médico afectado en el sistema sanitario público sería extrapolable en el ámbito privado. Es decir, también los centros sanitarios privados, ahora movilizados por la Generalitat para hacer frente a la pandemia, estarían sufriendo bajas en una proporción similar.

Cabe apuntar que a principios de diciembre la cifra de contagios entre el personal sanitario ascendía a 4.823 contagios. En plena cresta de la segunda ola, a mitad de noviembre, estuvieron fuera de juego hasta 1.231 trabajadores. Si entonces la situación era mala, ahora, dos mil sanitarios inactivos es un drama. La curva de la tercera ola no para de crecer y las manos se pierden en un momento de agotamiento de profesionales en bolsa. Una situación que hace muy complicado el reemplazo del personal que cae enfermo.

La falta de personal y el cansancio y estrés acumulado de quienes siguen en activo (las bajas obligan a doblar turnos en un ambiente de gran presión hospitalaria) es en estos momentos el problema capital con el que se encuentra la conselleria. La propia consellera Ana Barceló lo dejó claro en su comparecencia, junto al presidente Ximo Puig, el martes cuando anunció una vuelta de tuerca en las restricciones para doblegar la curva. «Las camas no sirven de nada si no hay sanitarios», dijo Barceló.

Personal insuficiente

En Sanidad son conscientes de que ampliar camas supone desdoblar personal y, directamente, este es un bien escaso. Aunque el personal sanitario privado también está movilizado no es suficiente. En la primera ola, la conselleria abrió varias vías para tratar de reforzar la plantilla, entre ellas, acudir a estudiantes del último año de carrera o personal jubilado, aunque no llegaron a usarse. Puig trató de traer profesionales desde Cuba, aunque el Gobierno de Sánchez puso el ancla a esta iniciativa.

Así las cosas, la preocupación por los recursos humanos crece. El personal sanitario está más protegido que en la primera ola cuando incluso faltaban mascarillas adecuadas, pero ahora el problema son los aerosoles en espacios cerrados o mal ventilados. Los propios hospitales se están convirtiendo en vectores de la enfermedad.