Mientras la cifra de contagios sigue batiendo máximos en la Comunitat Valenciana, los casos positivos en residencias de mayores se multiplican y el número de residentes fallecidos vive sus días más negros en toda la pandemia, hay un resquicio que permite albergar algún atisbo de esperanza.

En las residencias donde se han detectado brotes tras recibir la primera dosis de la vacuna —y que estaban a la espera de la segunda dosis para que la inmunidad sea eficaz— los efectos del virus parecen ser menos devastadores que en brotes anteriores. Prueba de ello es un brote detectado en una residencia del Puig con 60 casos positivos, de los que solo uno ha tenido que ser derivado al hospital, aunque finalmente ha fallecido.

El resto de contagiados, según fuentes de la gestora de dicho centro de mayores del Puig, con 126 residentes, presentan síntomas leves o son asintomáticos. Todos habían sido inoculados con la primera dosis de la vacuna de Pfizer el pasado 12 de enero, y aunque obviamente ello no ha impedido que contraigan el virus —la segunda dosis tampoco garantiza la inmunidad plena sino la gravedad de sus efectos— sí que se aprecia en comparación con otros brotes antes de la vacuna que a priori, y a la espera de ver cómo evoluciona, las consecuencias de los contagios están siendo menos duras. No obstante, fuentes sanitarias indicaron que todavía es pronto para hacer una evaluación.

Aerte pide ser optimistas

Como ejemplo, en otra residencia de este mismo municipio, con cerca de un centenar de contagios a principios del pasado mes de octubre, el brote se cobró finalmente la vida de una veintena de ancianos. «Tenemos que ser optimistas y pensar que todos los residentes que vacunen con la segunda dosis esta semana estarán en siete días inmunizados», remarcó el presidente de la patronal de las residencias, José María Toro. A día de ayer, según los datos facilitados por la conselleria de Sanidad, 1.737 personas, entre residentes y trabajadores de residencias, ya habían recibido la segunda dosis de la vacuna de Pfizer.

En el caso del brote masivo en la residencia del Puig, desde la gestora aclararon que se están haciendo videollamadas diarias con las familias y la dirección del centro para informar sobre el estado de los residentes. Asimismo, «el centro está sectorizado y cuenta con todas las medidas de seguridad recomendadas por la conselleria», remarcaron estas mismas fuentes. Un indicador evidente de la situación tan grave que viven los centros de mayores es que un 58,4% tienen al menos un caso activo, concretamente en 191 residencias —112 en la provincia de Valencia—, cuando en el peor día de la primera ola, el 8 de abril, los positivos afectaban a 103 centros.

En las últimas 24 horas han fallecido 26 residentes más, que elevan a 1.193 la cifra de muertos por covid-19 en residencias de la Comunitat, y se han registrado 129 nuevos positivos entre residentes y otros 54 trabajadores se han contagiado.

La «prometida gratificación» al personal

La Federación de Empleados y Empleadas Públicas de UGT (FeSP PV) ha acusado a la consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, de «olvidarse» de la «prometida gratificación» al personal de los centros residenciales privados y concertados.

El sindicato señala en un comunicado que el pasado mes de octubre Oltra anunció que su departamento estaba elaborando un decreto para que el personal trabajador de los centros residenciales privados y concertados recibiera una gratificación económica por los esfuerzos realizados durante la situación de pandemia. Sin embargo, FeSP UGT PV cree que este anuncio se ha convertido «en un engaño». La central sindical subraya que el pasado 23 de noviembre se publicó el Decreto 186/2020, en el que se establecía el procedimiento para que las empresas pudieran recibir las subvenciones y hacer llegar al personal de los centros relacionados en esta norma al menos el 50 por ciento de las cuantías destinadas a cada uno de ellos.

Sin embargo, critica que, «cuando parecía que los trabajadores y trabajadoras de los centros residenciales privados y concertados iban a ver recompensados sus esfuerzos, la propia conselleria sacó una instrucción que endurecía los criterios para que las empresas pudieran acceder a las subvenciones, haciendo que la mayoría de las empresas renunciaran a la posibilidad de solicitarlas».

UGT asegura que son «conscientes» del «exhaustivo» control que debe de realizar la administración, pero cree que esta instrucción, «que incluso podría modificar las criterios establecidos en el Decreto 186/2020», es «una tomadura de pelo, una falta de respeto hacia el personal trabajador de los centros residenciales, y un desprecio hacia el sector, ya que, habiendo sido el más castigado por la pandemia, la Conselleria ha vuelto a dejar de lado a sus trabajadores».