Hacía mis pinitos periodísticos en Radio Popular de València en los años de la transición cuando un día me llamó a la emisora para que fuera a hablar con él, Delegado Regional de la Agencia Efe en Valencia, en la sede de Ribera 3. Había escuchado una entrevista que le hice al cardenal Tarancón, hombre clave en aquel singular período y le gustó.

Me propuso entrar a trabajar con él en Efe y fue dicho y hecho. Vicente Alejandro Guillamón era así de ejecutivo. Le debo por completo el inicio profundo y esencial en la profesión periodística. Los años que estuve junto a él fueron los más intensos de mi formación, muy profesional, para nada teórica, en este ramo. Antes el periodismo era otra cosa más sustancial, más real, hasta más aventurera. Los periodistas, como él, tenían perfiles vocacionales, en absoluto pijos, ni sindicados. Se trabajaba fondo por conseguir la mejor noticia, el reportaje exclusivo. Perteneció al corte profesional de los grandes como Ansón y Vázquez Figueroa.

Guillamón montó la infraestructura de Efe en las regiones de Murcia y Valencia y durante un buen tiempo fue recorriendo sus pueblos y ciudades para tejer una vasta red de corresponsales. La tecnología no había llegado a los avances de hoy y una foto que hoy tarda un segundo podía costar media hora transmitirla a la central en Madrid. Allí me encontré con muy buenos profesionales como Rafa Brines y Antonio Aupí. Al tiempo, se peleaba con las nuevas realidades institucionales, los califas y taifas regionales con sus extravagantes comportamientos. Era maestro profesional y teórico de periodistas, enseñó en las aulas el vigor del periodismo, era de los que marcaban estilo y camino, sentaban cátedra y estilo. Fue altamente ejecutivo y organizador . Las veía venir de lejos y remataba con acierto.

Nacido en Onda, tuvo hasta llegar a su destino laboral en València una vida variada donde ya había demostrado ser un periodista de raza, de los de antes, que sabían de todo y conocían a todos, con un amplísimo bagaje cultural, y un conocimiento perfecto de la historia de València y su Onda natal, sobre las que escribió con mucha vehemencia. Cómo le dolió que en la heráldica de su pueblo, reformada en democracia, por desconocimiento de la historia favoreciera al señorío avasallador.

En el franquismo estuvo alineado en contra de la dictadura en lo político con el socialismo y el sindicalismo histórico, que abandonó ya en democracia, al desencantarse de los advenedizos sobrevenidos que no estuvieron en los momentos duros y difíciles de la clandestinidad. En democracia se enfrentó desde la verdad a los que venían a salvar las patrias. Siendo agencia estatal la que representaba, no se dejó hurtar la potencia de la noticia, estuviera donde estuviera. Era valenciano y valencianista de los de antes no de los que van disfrazados o agitan la Senyera para hacerse con el poder y el negocio, o enmascarar las corruptelas.

Fundó la Federación Sindical de Trabajadores en 1960 a partir de otras organizaciones obreras católicas a las que perteneció, la JOC y Hermandades del Trabajo. Fue director de la revista católica Vida Nueva. En 1982 fundó la UCIP, Unió de Informadores y Periodista Católicos. Era muy católico, con una fe recia, que impregnó siempre todo su quehacer humano y profesional. Formó una gran familia, ocho hijos, para quienes sacaba siempre tiempo, así como para escribir, tras su intensa actividad profesional. Al día le solía sacar cuarenta y ocho horas.

En Collado Villalba, Madrid, donde pasó el resto de su vida personal y profesional, a los 90 años ha fallecido uno de los más destacados periodistas valencianos de los últimos tiempos, que dirigió la información nacional de la Agencia Efe de Noticias, estatal, durante muchos años, aportando a su profesionalidad el timbre valenciano y católico de sus fuertes convicciones.