Ha vuelto a ocurrir. Alrededor de 150 jóvenes, entre ellos muchos menores de edad, intentaron sumarse la noche del pasado viernes a una pelea multitudinaria organizada a través de las redes sociales y que, esta vez, iba a tener por escenario el municipio de l’Eliana. La Guardia Civil, con ayuda de la Policía Local de esta localidad, lograron desactivar la última ‘campal’, y disuadieron a quienes acudían a participar gracias a un dispositivo especial montado en la estación de metro, que permitió que no se llegara a producir.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la quedada iba a tener lugar en un parque de l’Eliana con jóvenes llegados desde distintos municipios, como en ocasiones anteriores. Un contingente formado por 16 guardias civiles y la plantilla completa de la Policía Local, con la colaboración de los vigilantes del metro, fueron parando a los grupos que iban llegando y, tras identificarlos, les iban advirtiendo de las consecuencias de la quedada, por lo que se daban la vuelta y regresando a sus lugares de origen.

Los cuerpos de seguridad levantaron varias actas por vulneración de las medidas sanitarias anticovid impuestas desde julio por la Generalitat y endurecidas en las últimas semanas tras el desbocado crecimiento de la enfermedad en la Comunitat Valenciana. Las fuentes consultadas no precisaron el número de denuncias, pero sí que en su mayoría corresponden al uso inadecuado de la mascarilla y a la vulneración del toque de queda, fijado en este momento para las 22 horas.

Una historia que se repite

Esta es la primera quedada para celebrar peleas de este tipo que se produce después de la que fue abortada el pasado fin de semana por la Policía Nacional en la ciudad de Paterna. En aquella ocasión hubo más de cien identificados. Además, con esta son ya más de media docena las riñas juveniles multitudinarias que han intentado celebrarse en València, Paterna (2), Mislata, Manises y Xirivella. O al menos esas son las que han trascendido.

De hecho, en la de Mislata, que se produjo el 4 de diciembre, llegaron a producirse algunas escaramuzas a las que puso fin un fuerte despliegue de los antidisturbios de la Policía Nacional y de la Policía Local, que disolvieron a los convocados –alrededor de 70-- en el parque de la plaza Príncipe de Asturias y alrededores.

En alerta

La Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana ya anunció el pasado jueves que todas las fuerzas de seguridad están en alerta para tratar de impedir que se produzcan este tipo de batallas campales, un fenómeno que se ha puesto de moda en València y su área de influencia en los dos últimos meses, pero que solo es un espejo de algo que sucede desde hace al menos cuatro años en los extrarradios de varias capitales europeas y de otras ciudades españolas.

La delegada del Gobierno, Glòria Calero, ha pedido a la Policía Nacional –la mayoría de las peleas se han producido en su territorio y por eso tienen más avanzada la estrategia de control- que mantenga ese dispositivo de vigilancia para evitar cualquier riesgo de que una de esas quedadas acabe en un suceso de consecuencias más graves de las habidas hasta ahora, pero también teniendo en cuenta el momento sanitario que vivimos, en el que cualquier aglomeración es una bomba de relojería que juega en contra del intento de frenar el alocado ritmo actual de propagación de la covid-19.

Además, Calero ha solicitado una reunión lo más pronto posible con representantes de distintas conselleries de la Generalitat para tratar de activar una estrategia, con campaña formativa e informativa incluida, enfocada a que los jóvenes busquen alternativas de ocio que no pasen por eventos inspirados en la violencia gratuita y su difusión a través de las redes sociales.

Estas quedadas se producen a través de las redes sociales, herramientas digitales que los jóvenes utilizan para comunicarse de manera muy asidua y que, en este caso, se convierten en la chispa que puede activar un fuego muy peligroso para aquellos que pretenden participar en este tipo de quedadas y que, además, después se pueden utilizar para exhibir esa violencia.