En el pasado mes de diciembre, desde Meteored realicé una síntesis sobre un artículo que se publicó en la revista Nature Communications. En él se explica que la Luna podría estar directamente relacionada con la liberación de una gran cantidad de metano en la atmósfera. Aunque la duración del metano en nuestra atmósfera es relativamente, es mucho más eficaz que otros contaminantes a la hora de atrapar el calor. Según los investigadores, este extraño efecto se debe a las mareas y al arrastre que la atracción gravitatoria de nuestro satélite ejerce sobre ellas.

Para ello, los responsables del artículo, tomaron mediciones con un piezómetro durante cuatro largos días consecutivos en el océano Ártico para cuantificar los datos. La emisión de metano en el Ártico está correlacionada con la geología, la tectónica y ahora, según este estudio, también con la Luna. Sería el resultado de la acumulación de gas en el subsuelo, y su posterior disolución en la columna marina que migra a través de facturas. Nuestro satélite ejerce un papel importante en esta liberación. Según los autores, las acumulaciones de este gas son vulnerables a cambios de presión.

Con una marea baja, la presión hidrostática es más baja y, por tanto, la liberación de metano es mayor. Por el contrario, con la marea alta, la presión es mayor y hay una menor intensidad de descarga. Las fugas de metano en el océano Ártico se llevan produciendo desde hace miles de años. El factor novedoso y que incluyen a partir de estas conclusiones, es que la Luna también es una responsable. A partir de este momento, las mareas, menores de un metro, se podrían utilizar como una fuente de predicción para calcular la cantidad de metano que se libera día tras día en el Ártico.

A lo largo del estudio se plantean la posibilidad de que el aumento del nivel del mar pueda 'contrarrestrar' la liberación de metano por parte de los océanos. Esta es una de las múltiples posibilidades y variables que los científicos deben considerar: la posibilidad de que a mayor presión ejercida por el agua, mayor capacidad de retención del gas durante más tiempo.