El Síndic de Greuges ha decidido investigar qué está pasando en los Centros de Atención Temprana (CAT) y por qué se da de alta a los niños y niñas que allí acuden a recibir terapia individualizada cuando cumplen los cuatro años si el servicio se debería prestar hasta los seis.

El Síndic de Greuges ha recibido información de familiares de niños y niñas que vienen siendo atendidos en centros de atención temprana y que, al tener edades comprendidas entre los 3 y los 5 años, están siendo derivados a los centros públicos en los que están escolarizados para que se continúe prestando la atención que recibían en el CAT. «Los familiares muestran su disconformidad con la derivación a centros escolares ya que consideran que no va a podérseles garantizar la atención que recibían en el CAT», asegura el Síndic en la queja de oficio.

Las familias hacen referencia al cambio que ha generado una instrucción interna de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que supone, en la práctica, que los menores que han solicitado (aunque no la hayan recibido) la beca MEC del ministerio o las ayudas a la dependencia, y aquellos que cuenten con apoyos de necesidades especiales en sus centros educativos son dados de alta del CAT en cuanto los niños y niñas cumplen los 4 años.

La conselleria asegura que «no se puede dar de alta a un niño en un CAT sin el pertinente informe técnico que avale que está recibiendo los apoyos necesarios porque esta instrucción lo que trata es de organizar los recursos para evitar duplicidades».

Las familias, sin embargo, se revuelven ante estas declaraciones porque aseguran que los niños «son dados de alta sin recibir en el colegio los apoyos necesarios. La terapia de los CAT es diferente a la de los colegios porque es individual y complementaria. Al final, se trata de una medida que lo que persigue es liberar plazas en los CAT porque hay lista de espera y una saturación brutal».

Y es que, aunque la Conselleria de Educación ha incrementado los apoyos a alumnos con necesidades especiales, las críticas se suceden ante una inclusión educativa que precisa de personal, recursos y dotación económica para 4.819 alumnos con necesidades especiales de los 790.000 que hay en total.

Las familias, además, ponen ejemplos para visibilizar un cambio que «que perjudica a nuestros hijos». Aurora (nombre ficticio) cumplió 4 años el mes de diciembre y se quedó sin sus dos tardes de terapia privada en el CAT de la noche a la mañana.

«Me dicen que los apoyos del colegio son suficientes, pero el mismo centro educativo reconoce que mi hija solo recibe allí el 38 % de lo que le corresponde en Pedagogía Terapéutica (PT) y el 46 % de Audición y Lenguaje (AL). Y con eso se queda. Aunque podría estar dos años más de refuerzo en el CAT, pero no. Es una vergüenza», afirma la madre de la menor diagnosticada de TEA (Trastorno del Espectro Autista).

Tres conselleries implicadas

Desde la Plataforma Defensa TEA explican una lucha que arrancó en 2008, cuando gobernaba el PP y empezaron los recortes por la crisis económica. El servicio se dejó entonces en una atención de entre 10 y 20 horas al mes, hasta cumplir los siete años y en centros especializados.

Llegó el Botànic y en 2017 se decidió que la Conselleria de Sanidad le transfiriera las competencias de atención temprana a la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que comenzó a gestar una red pública de centros y a ampliar las plazas. Sin embargo, las familias aseguran que, a día de hoy, la atención se ha reducido y que están «peor de lo que estábamos» al recibir terapias de entre 1 y 6 horas al mes, hasta los 4 años, en centros de atención temprana (CAT) que son «generalistas» y con lista de espera.

«Si eso no son recortes, pues que alguien nos lo explique», aseguran desde la Plataforma Defensa TEA, que insta a replantear un modelo «que no reduce la lista de espera a pesar de haber multiplicado las plazas» y que supone «un abandono a muchos menores ya que tardan meses en recibir una terapia pero obtienen el alta en cuanto cumplen los 4 años».

El Síndic de Greuges investiga ahora qué atención reciben los menores que reciben el alta en los CAT y si los cambios previstos perjudican la atención a la infancia vulnerable.