Completamente aislados del exterior. Así están desde ayer los 1.910 internos del centro penitenciario de Picassent, el mayor de España, tras la detección del segundo brote en menos de un mes. El último contagio masivo, que afecta ya a 90 reclusos, en su mayoría del módulo 7 de cumplimiento, comenzó a gestarse el pasado fin de semana y todo hace temer que el número definitivo de contagiados será considerablemente mayor. De momento, ni siquiera está claro el origen de la infectación.

Fue el sindicato Acaip-UGT quien desveló ayer por la mañana este nuevo brote, que se suma al registrado a principios de mes, con 66 positivos, así como las medidas adoptadas ayer mismo por la dirección del centro penitenciario que se resumen en que la cárcel ha sido completamente bunkerizada.

Acaip criticó que esas restricciones «llegan muy tarde», cuando el virus campa «sin control» por el interior de la cárcel.

Según las cifras aportadas por el sindicato, a las 21.00 horas de ayer figuraban 157 presos confirmados como positivos en covid con PCR, mientras que el número de reclusos aislados en cuarentena asciende a 425. En este segundo grupo se encuentran internos a quienes ya se ha sometido a la prueba, pero que aún no saben el resultado de las mismas y otros que aún están a la espera de que se les practiquen. En total, 582 internos, esto es, un tercio de la población reclusa.

Instituciones Penitenciarias, por su parte, reduce a 133 el número de internos con covid confirmada por PCR, pero aumenta hasta 473 los confinados en su celda «como marca el protocolo sanitario», por lo que la cifra global de afectados de una u otra manera se eleva hasta los 606.

Eso sí, el comunicado de Instituciones Penitenciarias matiza que «la inmensa mayoría son asintomáticos», algunos presentan «sintomatología leve» y que no hay ni un solo preso hospitalizado, lo que supone una nota más que positiva en una situación que podría poner en riesgo la seguridad en el interior del centro.

De hecho, trabajadores e Instituciones Penitenciarias coinciden en que no ha habido ningún incidente de seguridad, ni con el primer brote, que partió de un falso negativo, ni con este nuevo contagio masivo.

Aislados como en marzo

Las primeras señales de alarma se produjeron el pasado fin de semana, cuando algunos internos del módulo 7 de cumplimiento notaron un leve malestar que llevó a la Subdirección médica a someterlos a pruebas diagnósticas. Las PCR confirmaron que estaban contagiados, lo que obligó a practicar más de un centenar de test entre el lunes y el martes. La alarma saltó ayer por la mañana, con la confirmación de los 90 positivos, de momento.

Nada más conocer esas cifras, la dirección del centro decretó la suspensión de todas las comunicaciones, tanto de locutorio como los vis a vis —aún se mantenían las solicitadas por reclusos de la prisión entre sí—; la restricción de todas las salidas de permiso, las programadas y cualquier otra, salvo las obligadas «por causa de fuerza mayor, por situación de necesidad, por razones judiciales o sanitarias imprescindibles».

Así mismo, se suspenden los talleres productivos, esto es, aquellos en los que los internos desarrollan una jornada laboral retribuida con un pequeño salario al servicio de una empresa externa, y solo se permitirá el acceso a la prisión de los trabajadores y del personal extrapenitenciario «cuya labor sea indispensable».

Para paliar estas restricciones, el centro aumentará el número de llamadas telefónicas autorizadas por preso, sobre todo con sus abogados, y las videollamadas. En principio, esas medidas se adoptan por un plazo de quince días, pero, si la situación no mejora, tendrán que ser prorrogadas.

Es exactamente el mismo grado de aislamiento decretado durante la primera ola, y que dio muy buenos resultados, ya que al cercenar toda interacción con el exterior, la población reclusa se mantuvo a salvo del coronavirus.

Precisamente por esos buenos resultados obtenidos de marzo a mayo, Acaip-UGT había solicitado en el comité de salud laboral de urgencia del 11 de enero, convocado para valorar la situación tras el primer brote, que se adoptaran ya las restricciones, pero esa decisión se pospuso, principalmente para mantener activos los talleres productivos.

¿Y las PCR de los funcionarios?

Por esa razón, el sindicato emitió ayer un duro comunicado en el que lamenta que «este cierre llega muy tarde», que solo se ha adoptado «a la vista de la catástrofe» y que la actividad dentro del centro ha sido «prácticamente normal» hasta ayer. «En estos momentos el virus circula descontroladamente por el centro penitenciario, prácticamente en todos los módulos se han detectado casos».

Además, han vuelto a poner el acento en la falta de protección de los trabajadores —hay 16 casos positivos, 12 en aislamiento y 27 están en cuarentena, según Instituciones Penitenciarias—, para quienes han solicitado, sin lograrlo, mascarillas FFP2, así como en la desprotección que supone que no les realicen las PCR dentro del sistema público de salud, dado que la mutua que cubre su régimen sanitario les pone peros. «Es indignante que los trabajadores públicos tengan que ‘buscarse la vida’ literalmente para ver si están contagiados o no», concluyen.

La prisión de Villena suma otros 28 infectados

El centro penitenciario Alicante II, ubicado en Villena, tampoco vive una buena situación. Según Instituciones Penitenciarias, ayer fueron detectados 28 nuevos casos de covid confirmados con pruebas, por lo que el número de reclusos infectados en este momento se sitúa en 45. Todos ellos son asintomáticos, según la fuente citada. Además, hay otros 140 internos confinados en sus celdas de manera preventiva. En cuanto a los funcionarios, son siete los positivos. La búsqueda activa de infectados continuará, lo que hace prever que los casos aumentarán.