El pasado viernes falleció el artista valenciano Eduardo Sales, quien fuera el alma máter de la asignatura de dibujo natural en la facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València. Tras una enfermedad, y a los 93 años, el artista que aseguraba haber nacido pintor falleció tras una vida dedicada al arte, la cultura y la enseñanza.

Eduardo Sales nació en València en 1927, en el seno de una familia dedicada a la decoración y a la pintura mural. Su padre lo matriculó en la escuela de Artes y Oficios con 13 años y perteneció a ese grupo de plásticos vanguardistas que renovaron el panorama artístico valenciano en la posguerra. Viajó y trabajó en América, su gran sueño, pero el nacimiento del primero de sus tres hijos con Teresa, su mujer, le devolvió a su amada València y a su barrio de siempre: la Zaïdia.

Sus raíces arraigaron en València pero puso una semilla en miles de jóvenes a los que tuvo como alumnos una persona que, sin embargo, reconocía que nunca se quiso dedicar a la docencia. Sus alumnos, sin embargo, se alegran de que así fuera.

El destino lo sitúa en la Universitat Politècnica de València en 1985, cuando consigue plaza como profesor titular de dibujo. Sales fue profesor durante 22 años y consiguió conectar con la gente joven en unas clases que él vivía practicando, equivocándose, probando, corrigiendo y creando... como un alumno más. Tal vez esa fuera la clave de su éxito.

Eduardo Sales empezó su obra artística con un realismo puro que fue sintetizando a la largo de un sinfín de obras en las que tomaba como referencias las cosas «sencillas y cotidianas de la vida». Preocupado por la actualidad, en los último años de su vida reivindicaba un país «que necesita cultura y preocupaciones culturales».

Quienes le conocieron destacan su personalidad afable y cercana, su unión con el barrio donde nació y se crió y la «atracción» que desprendía. Aseguran que «fue una persona absolutamente fundamental en la evolución de los estilos de las bellas artes en el dibujo» y recuerdan su taller como «lugar de encuentro y debate del mundo artístico». Su cuerpo será incinerado mañana lunes. Su legado perdurará para siempre.