Una de las pocas excepciones que todavía quedaban vigentes para que la mascarilla estuviera guardada y no sobre la boca y la nariz fue derribada el sábado en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana y este lunes ha entrado en vigor. Así, todas aquellas personas que hasta el domingo corrían, pedaleaban en su bicicleta o realizaban algún tipo de ejercicio sin mascarilla ayer tuvieron que cubrirse con ese objeto que se ha convertido en una prenda más de la rutina. También en las playas.

Con pocas horas de vigencia, Nico hace flexiones sin mascarilla en el antiguo cauce del río Turia. «¿Obligatoria? ¿También para hacer deporte? ¿Desde cuándo? No tenía ni idea». Son las 12 del mediodía y si hubiera querido seguir musculando su cuerpo sin cubrebocas tendría que haber salido antes de las 10 o a partir de las 19 horas. «Me parece absurdo», opina al conocer la nueva restricción, «estoy solo, no me puede contagiar nadie ni contagio a nadie, pero en cambio en el transporte público sigue yendo la gente amontonada». 

Un joven realiza flexiones en el antiguo cauce del río Turia en València. M.A. Montesinos

Tanto sábado como domingo jardines y playas lucieron mucha más afluencia que la del lunes, una de las razones por las que se motivó la medida ante la falta de distancia de seguridad en muchos casos. Hasta ahora, este tipo de actividades al aire libre se consideraban de poco riesgo. El aumento en la cifra de contagios y la posible influencia de una mayor capacidad de transmisión del virus con la variante británica han hecho cambiar la normativa.  

El deporte de Vanessa es caminar y explica que la mascarilla ya se la ponía en el gimnasio. «Entiendo que sea obligatorio, pero es verdad que para correr es más fatigoso». En un lado del carril para corredores, Toni hace estiramientos con una FPP2 puesta. «Siempre la llevo, nunca se sabe con quién te vas a cruzar o quién lo puede tener», dice antes de retomar la marcha. 

Bryan ha cambiado las máquinas del gimnasio por un árbol y su propio material en el río tras el cierre de estas instalaciones a mediados de enero. También lleva puesta la mascarilla, como la mayoría de las personas que aprovechan la mañana para hacer deporte. Sin embargo, él matiza: «Depende del ejercicio que haga me la bajo porque necesito respirar y si es una actividad de mucha intensidad no puedo». 

La mascarilla se convierte en obligatoria para hacer ejercicio en la Comunitat Valenciana. M. A. Montesinos

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Sobre el césped de este jardín de València crecen los deportes. Patricia hace movimientos de taichí y admite no tener opinión al respecto. «No sé hasta qué punto es necesaria, pero si lo obligan será por algo», indica.  

Alejandra sigue las instrucciones de Miguel mientras baja las rodillas. Ella lleva mascarilla, él se la pone después. «Yo lo llevo bien, estoy ya acostumbrada, sobre todo en ejercicios que no son cardio», dice ella. «En bici me ahogo, no acabo de verle el sentido» expresa él que rechaza tener miedo a un contagio: «Yo ya lo he pasado y no tengo a nadie de riesgo en mi familia, además (dice mirando alrededor) no hay nadie cerca». Las excepciones de las mascarillas son cada vez más excepcionales