Ahora van escondidos, parapetados tras la mascarilla. Ni siquiera saludan cuando se sonríe, una acción que ahora se vislumbra en los ojos, los pómulos o el trazo de las cejas. Sin embargo, los dientes, y toda la boca en general, están sufriendo las consecuencias de la pandemia en su más amplio espectro: desde el estrés de la incertidumbre hasta la correspondiente crisis económica con aumento de paro y descenso de ingresos.

Uno de los problemas que más aparecen citados por los especialistas es el bruxismo. «Estamos viendo un mayor apretamiento dental, gente que por la noche o durante el día aprieta los dientes por el estrés y puede provocar desde dolor muscular hasta partir la muela», indica la odontóloga y docente en el CEU Cardenal Herrera, Encarna Piquer, quien asegura que la solución es proporcionar una férula de descarga «para los momentos de descanso».

La endodoncista Amelia Almenar corrobora que hay un aumento de fracturas de dientes de raíz aunque matiza que «no hay una explosión de casos». «La sobrecarga en los dientes puede acabar fisurando y rompiendo la pieza con grietas de raíz», añade la especialista quien complementa: «Hay más apretadores y eso también acaba en más problemas musculares». Ángela Pérez, dentista en clínica, por su parte, señala que el bruxismo es una dolencia que cada vez es más frecuente . «Sobre todo en jóvenes», precisa.

También con experiencia en clínica, Rogelio Escamilla precisa que el bruxismo no es el único problema derivado del estrés o la tensión nerviosa que observan últimamente. «Se dan más casos del síndrome de boca ardiente», asegura. Así, explica que esta es una sensación de quemazón que llega incluso a variar y reducir el sabor de los alimentos. «Se da sobre todo en personas mayores por la sequedad bucal y también influye tomar antidepresivos», un medicamento que en situaciones complicadas como las actuales ve aumentado su consumo.

La mascarilla influye

El uso de la mascarilla también tiene su afección en la salud bucodental, aunque los odontólogos consultados recuerdan que es más de lo que protege que los problemas que pueda llegar a causar. Pérez señala a que hay una menor oxigenación de la boca que, por lo tanto, «se reseca más, da una sensación de pastosidad y eso afecta a los dientes y las mucosas del paladar».

El cubrebocas, no obstante, aparece como elemento a tener en cuenta a la hora de llevar adelante según qué tratamientos. Cristina Monleón es ortodoncista y asegura que en los últimos meses han crecido el número de pacientes adultos que se están poniendo ortodoncias «porque llevan mascarilla y no se ve». «Estoy poniendo aparatos a gente de 60 años», explica. Pero además, admite, «la diferencia más importante es que ahora optan más por brackets que por tratamientos invisibles». «La diferencia entre uno y otro es el doble del precio», explica.

La mascarilla también ha hecho, según explica Encar Piquer, que la gente «sea más consciente de problemas de mal aliento». «No es que lo provoque, sino que se es más consciente», certifica. También expone que puede influir en la aparición de infecciones en la piel como candidiasis.

Sin embargo, como indica Rogelio Escamilla, la salud dental se ve afectada por la del bolsillo. «Hay mucha incertidumbre económica y eso provoca que las cosas estéticas ya no se hacen y hay intervenciones leves, como una caries, que en muchos casos se retrasan para no pagar y después todo acaba empeorando», relata.

Pérez, por su parte, adereza la explicación con el elemento del miedo: «Hay quienes tienen miedo al contagio y no vienen o vienen menos, pero también hay miedo a un confinamiento que pueda parar un tratamiento a mitad, por eso, hay muchos que piden que sea en el mismo día». La sonrisa, aunque no luzca con mascarilla, es también un problema de salud.

Atención a personas con la boca abierta durante más de 15 minutos. Es la característica del trabajo de un dentista en la clínica. «Estamos en primera línea», señala Rogelio Escamilla. «Da algo de miedo, pero no lo piensas porque sino no trabajaríamos, de todas formas, vamos muy bien protegidos, llevo dos mascarillas, una de ellas FPP2, pantalla y guantes y usamos desinfectantes constantemente», dice Ángela Pérez.

Según la última actualización de la estrategia de vacunación del Gobierno de España, los odontólogos están en el siguiente grupo en ser vacunados junto a otros trabajadores sociosanitarios. De hecho, las gestiones ya han comenzado como confirman algunos de estos profesionales. Así, confirman que desde las mutuas les han pedido información de cuántas personas trabajan en las clínicas y cuántas quieren vacunarse.

También desde el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos se ha enviado un pequeño cuestionario con el mismo objetivo que las mutuas: saber cuánta gente está interesada en vacunarse en las clínicas y trasladar así este número a la Conselleria de Sanidad para ir preparando las dosis que se deben administrar.

La situación es similar a la de los farmacéuticos que hace semanas también recibieron las primeras indicaciones desde su colegio oficial tras la petición de datos del departamento sanitario autonómico. Sin embargo, el retraso de los envíos por parte de Pfizer pospone la ampliación de la primera dosis hasta asegurar la segunda de quienes ya han recibido la primera inyección. Hay odontólogos que apuestan por poder ser ellos mismos los que suministren la vacuna porque, dicen, «estamos acostumbrados a pinchar».

Los odontólogos, los próximos en la lista de la vacuna

Las mutuas y el colegio profesional envían un cuestionario a las clínicas para inscribirse en la lista

D.A.SAN JOSÉ. VALÈNCIA