Francisco Javier Gassó: "La crisis es una oportunidad para fortalecer la gobernanza global"

El nuevo embajador español en Bolivia ha aprovechado una pequeña tregua en su agenda para regresar unos días a su Gandia natal, después de participar en una cumbre con el Rey y otros emisarios en el extranjero. Sobre sus espaldas recayó hace unos meses la misión de normalizar las relaciones con La Paz tras el confuso incidente diplomático que terminó con los representantes españoles expulsados del país latinoamericano, cuando el gobierno de transición posterior a la salida de Evo Morales acusó a España de ofrecer una vía de escape a un grupo de políticos próximos al expresidente.

¿En qué punto están las relaciones entre España y Bolivia?

Prácticamente se han normalizado y estamos preparando algunas visitas. El Rey encabezó una delegación española de alto nivel para la toma posesión del presidente Luis Arce y las autoridades bolivianas han retirado la declaración de «persona non grata» a los diplomáticos españoles que fueron expulsados por el anterior gobierno de transición bajo acusaciones totalmente infundadas. Es algo que agradecemos mucho porque demuestra que aquella fue una situación dolorosa y lamentable que ninguno de los dos países queríamos. Bolivia ha pasado una etapa francamente dura y difícil a nivel político. La comunidad internacional, incluida España, se volcó para evitar que se desencadenara un conflicto más amplio Una vez constituido el nuevo gobierno democrático, hemos reecuperado las relaciones progresivamente.

¿Cómo valora los primeros pasos del presidente Arce?

Ha llegado en un momento muy complicado. La crisis institucional y política que ha pasado el país se ha visto agravada por la pandemia, que ha afectado de manera muy importante porque la economía boliviana, aunque ha crecido mucho en los últimos años, sigue siendo muy frágil, con un porcentaje altísimo de informalidad. El presidente ha tenido que tomar una serie de medidas para salir adelante y, de cara a reactivar la economía, el Gobierno es partidario de encontrar mecanismos para facilitar la participación de empresas extranjeras en el crecimiento y desarrollo de Bolivia. Las españolas están actuando de manera muy activa en contratos de infraestructuras, hospitales, hidorcarburos y energías. Lo bueno es que las empresas están recibiendo un buen grado de interlocución con el gobierno boliviano, pese a los problemas y dificultades habituales con las que se encuentra cualquier inversión en el extranjero.

¿Qué puede aportar España?

Tenemos una vinculación humana, histórica, cultural y personal muy profunda, más allá del idioma. En Bolivia residen cerca de 20.000 españoles y en España, entre 150.000 y 200.000 bolivianos. Desde el punto de vista comercial y empresarial los lazos son muy intensos. Somos el primer inversor y el mayor socio comercial en el ámbito europeo. Repsol está muy presente: hace pocas semanas se anunció el descubrimiento de nuevas reservas de gas -uno de los grandes activos de la economía boliviana- que serán explotadas por la compañía.

¿Qué desafíos plantea la pandemia para la diplomacia?

El distanciamiento social dificulta mucho nuestro trabajo, centrado en las relaciones personales. Lo importante es considerarla como una oportunidad para potenciar el enfoque multilateral y fortalecer el sistema de gobernanza global. Nos enfrentamos a retos globales, como el cambio climático o la lucha contra las desigualdades, que necesitan respuestas globales. En América Latina se están dando cuenta. El gobierno de Arce ha decidido abrirse a un acercamiento en la relación con todos los países del mundo, desde el respeto mutuo y a la soberanía nacional.Bolivia es profundamente multilateralista y partidaria de fortalecer los mecanismos de coordinación. De esta crisis tenemos que salir de forma conjunta.

¿Cambiará algo con Biden?

Creo que va a ser un cambio importante no solo de formas, sino también de contenido. Lo demuestran sus primeras medidas, como regresar al acuerdo de París o revertir salida de la OMS. Será positivo para España y para América Latina.

¿Hasta qué punto la crisis sanitaria agrandará las desigualdades?

En Bolivia el nivel de desigualdad y pobreza es alto, pese a las grandísimas mejoras de las últimas décadas, y la crisis ha afectado muchísimo. El gobierno boliviano va a necesitar de apoyo, comprensión y colaboración de sus socios. La cooperación española es fortísima.

¿Preocupan los problemas de suministros con las vacunas?

El ritmo va a ser más lento que en los países occidentales. Los retrasos afectan más a países con menor capacidad de adquisición, pero gracias al impulso de la UE y de España en particular, Bolivia ha entrado en el grupo de países prioritarios receptores de vacunas a través del mecanismo Covax, creado por la OMS para garantizar el acceso equitativo en todos los países. No estaremos a salvo hasta que todo el mundo se vacune, empezando por los vulnerables, en todo el mundo. Y eso implica pensar de manera global.

¿Las protestas contra estatuas de Colón o Isabel la Católica son síntomas de que el peso de España está en retroceso en el continente?

No creo que esté disminuyendo, sino cambiando porque están cambiando los países, también España y el mundo. Las relaciones no son las mismas que hace 30 años, cuando la política exterior española empezó a trabajar y a invertir de manera potente en America Latina. La situación es distinta y hemos de verlo con una perspectiva madura sobre ese pasado histórico. Nuestros lazos ahora son más humanos. Las protestas no dejan de ser anecdóticas.

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