La playa de l’Auir de la Safor, una de las joyas naturales de la costa valenciana, podría quedarse un poco más desprotegida si finalmente el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral es tumbado de forma definitiva por los tribunales. El conocido como Pativel —que ha sido anulado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (Tsjcv) por un defecto de forma— blindaba este y otros espacios naturales que, si no prospera el recurso de casación que la Generalitat va a presentar, podrían ver amenazados sus entornos si algún promotor apostara por urbanizar en ellos.

En concreto, en la playa virgen entre Gandia y Xeraco —considerada una de las 45 que deben preservarse a toda costa—, volverían a ser urbanizables una serie de terrenos, aunque, en cualquier caso, la construcción siempre sería muy limitada, de baja altura y a cierta distancia de las dunas.

El vicealcalde y concejal de Urbanismo del consistorio gandiense, Josep Alandete, reconoce a este diario la «inquietud y preocupación» que existe en el gobierno local ante la decisión del tribunal valenciano. «Estamos a la espera del recurso de la Generalitat, pero ya nos hemos puesto en contacto con la conselleria para mostrar nuestra inquietud y preocupación. Hacemos una valoración negativa, porque siempre hemos apostado por la preservación del medio ambiente», explica Alandete.

«Estamos a expensas de ver qué pasará, porque depende de los recursos y la resolución no se aplicará inmediatamente. Tenemos proyectos sobre l’Auir que seguramente se concretarán en los próximos meses, que seguirán recuperando esta playa para disfrute de toda la ciudadanía», asegura Alandete, quien recuerda que ya hay una parte de suelo público alrededor de l’Auir y que, en todo caso, la construcción que se permitiría sin el Pativel sería de muy poco edificabilidad, por lo que generalmente no ha interesado a los constructores.

Desde el consistorio de Oliva, municipio con el 80 % de las playas catalogadas como naturales, la lectura es bien diferente. Si bien apuntan que comparten la filosofía del Pativel, recuerdan que presentaron un recurso en contra porque esa catalogación «no atendía las singularidades de Oliva y no incluía mecanismos para evitar la reducción de las playas ni para compensar las expectativas de los propietarios afectados». «Queremos conservar nuestras playas pero el Pativel afecta negativamente a las actividades deportivas —especialmente las náuticas— y a cuestiones turísticas, tampoco abordó las alegaciones de manera individualizada», critica el alcalde, David González (Compromís). «Consideramos que hay que hacerlo compatible, porque se puede, y compensar a los propietarios, porque es injusto: es una ventana al mar que beneficia a todos los valencianos».

Por su parte, desde otro enclave costero, ahora en la Ribera, el consistorio de Cullera defiende que la decisión judicial «no afecta directamente al proyecto Manhattan , ya que el ayuntamiento tiene todos los programas de costa evaluados, presentados y aprobados, así como el resto de programas de las playas del sur».

No obstante, como publicó ayer Levante-EMV, si finalmente el Supremo reafirmara que el decreto del Botànic de 2018 es nulo, el ajustado límite hasta 2023 que ahora tenían las constructoras para iniciar obras en los PAI se levantaría, por lo que esto podría hacer revivir algunos proyectos urbanísticos que habían quedado aparcados.

En cuanto al Pativel, cabe destacar que los apoyos y oposiciones al decreto, como en los casos anteriores, no siempre entienden de partidos políticos.