Viernes 28 de junio de 1940. Vicente Miguel Carceller y Carlos Gómez Carrera ‘Bluff’ son sacados de la cárcel de San Miguel de los Reyes y fusilados en el cementerio de Paterna por su compromiso anticlerical, republicano, federalista y antifascista. El franquismo quería acabar por todos los medios con ‘La Traca’, un periódico satírico éxito de ventas durante la segunda república y uno de los medios de propaganda antifascista más potentes durante la Guerra Civil.  Así que asesinaron a tiros a su editor y su dibujante estrella; Carceller y ‘Bluff’.

Ellos forman parte de la saca número 6 de la fosa 114 del «paredón de España». El cuerpo de Carceller fue rescatado y trasladado a un nicho, mientras, los huesos de Gómez Carrera todavía siguen allí, en ese agujero, con 196 represaliados más. El mismo que el ayuntamiento de Paterna autorizó a abrir este jueves, 80 años después de su asesinato junto a otras figuras destacadas de la política y la cultura valencianas, como Luis Cisneros, secretario de Sala de la Audiencia Provincial, o Isidro Escandell, presidente de la Federación Socialista Valenciana de 1936 a 1939.

«Carceller fue un editor, promotor de espectáculos, dibujante, empresario y periodista que creó más de cien publicaciones periódicas y marcó toda una forma de entender la cultura popular valenciana», así define Antonio Laguna, historiador de la comunicación en la Universitat de València, al editor y propietario de ‘La Traca’, el semanario satírico que llegó a tirar medio millón de ejemplares en el año 1931 y el primero en caricaturizar a Franco en sus páginas, que aparecía travestido o enamorado de hombres marroquíes.

Una de las viñetas más célebres es de Carlos Gómez Carrera ‘Bluff’, dibujante estrella en la última época de la revista, durante la Guerra Civil. Como dibujante de ‘La Traca’ fue condenado a muerte, pero le conmutaron la pena a cambio de que dibujara viñetas para el régimen. «Se llamaba redención de penas por el esfuerzo intelectual. El régimen quería utilizar a los intelectuales a su favor», señala Gutmaro Gómez, historiador de la Universidad Complutense y autor del libro “El exilio interior” sobre su figura.

Por sus viñetas durante su estancia en la cárcel, ‘Bluff’ fue acusado de «inteligencia satánica» y fusilado

‘Bluff’ es madrileño, pero se traslada a València muy joven, con a penas 30 años, y se dedica a colaborar con publicaciones como Correspondencia de Valencia, La Traca y Adelante, en las que atacaba a curas, militares, ricos y fascistas, motivo por el cual es apresado. La “rendición de penas” consistía en captar suscriptores para la revista Redención, editada por la Dirección General de Prisiones. “Aquí pasa algo y es que ven que de repente suben mucho en València las suscripciones a la revista por sus viñetas. Y  lo que piensan es que ‘los rojos’ se están mandando mensajes a través de la revista. Un día él hace una viñeta en la que aparece una estrella de cinco puntas y un hombre pescando. Las autoridades franquistas interpretan que la estrella de cinco puntas es la estrella revolucionaria comunista y el pez es Manuel Azaña. Tras esta paranoia lo acusaron de «inteligencia satánica» y fue fusilado en Paterna”, explica Gómez.

Una de las caricaturas de Franco publicadas por 'Bluff' en el semanario satírico 'La Traca' Hemeroteca de la Biblioteca Valenciana

La dictadura y el silencio

«Mi madre tenía un recuerdo muy idílico de su padre. Decía que  era muy inteligente, muy cariñoso, que dibujaba muy bien, que había querido mucho el teatro, había publicado ‘La Traca’ y más revistas, pero la parte de que lo fusilaron no nos la contó», así se expresa la nieta de Carceller, Tina Rabanal Carceller, sobre la historia de su abuelo, y cómo se trasladó a la familia.

Dice que, durante mucho tiempo, el silencio tapó parte de la historia de su abuelo. «Con la llegada de la democracia y la muerte de Franco, de repente ya se podía hablar sin miedo, y entonces me fui enterando de que mi abuelo fue encarcelado, torturado y fusilado y de que hicieron todo lo posible para intentar que desapareciera su obra».

Carceller nació en una familia humilde del barrio del Carmen, y hasta tuvo que pedir dinero prestado para sacar adelante ‘La Traca’, pero a la llegada de las tropas franquistas ya era un hombre adinerado, y una de las grandes incógnitas que persiste sobre él es por qué no huyó como otros intelectuales antifranquistas. «Él pensaba que como era rico le iban a respetar la vida o que estaría solo unos años en la cárcel, pero al final fue víctima de la venganza de lo más rancio de la sociedad valenciana», apunta Matías Alonso, Coordinador del Grupo Recuperación de la Memoria Histórica en València.

Lápida de Vicente Miguel Carceller, propietario y editor de La Traca. Francisco Calabuig

A Carceller lo fusilaron por ser editor de ‘La Traca’, aunque en su condena figurara “auxilio a la rebelión”. “El Consejo de Guerra es una constante declaración de que él no tiene nada que ver con ‘La Traca’, que le obligaron a publicarla, que nunca aceptó los ‘desmanes de los anarquistas’”, apunta Antonio Laguna. El historiador señala que es más que posible que Carceller sufriera torturas en la cárcel y antes de declarar, teniendo en cuenta sus respuestas en el juicio. 

Así lo atestigua el testimonio oral en la familia de Tina; “lo que cuentan es que cuando mi abuela iba a la cárcel traía camisas con sangre y le llevaba ropa a su marido. Una vez le contaron que en la cárcel le hicieron comerse La Traca. Son cosas deslavazadas de las que me fui enterando, pero recuerdo que cuando se lo dijeron a mi madre, un antiguo compañero suyo en prisión, estuvo dos días sin salir de la habitación”.

Para su nieta, una de las grandes victorias de Carceller fue la enorme popularidad que consiguió ‘La Traca’, sobre todo entre la gente más humilde. “Consiguió que se vendieran muchísimos ejemplares de la traca, que incluso la gente analfabeta buscara a una persona que supiera leer y que leyera en alto para que el resto se enterara. Además él apostó por el valenciano popular, escribir tal y como se hablaba, sin preocuparse de las faltas de ortografía”. Aunque el régimen franquista intentó hacerla desaparecer, hoy en día los números de 'La Traca' pueden consultarse en la hemeroteca de la Biblioteca Valenciana Digital.

«La sociedad perdió una forma de entender lo que es la identidad valenciana que se alejaba bastante del ‘levante feliz’, de los valencianos falleros y siempre divertidos. ‘La Traca’ daba el mensaje de que los valencianos también estaban comprometidos políticamente, y además con opciones revolucionarias y que no consentía que la iglesia impusiese las normas de la moral de la época», sentencia Laguna.