Tras más de dos meses de duro confinamiento domiciliario llegó la desescalada de mayo y muchos valencianos decidieron que el verano en pandemia era un buen momento para introducir en sus hogares un perro. Llegó la Navidad y otras tantas decidieron hacer lo mismo. Por eso, los datos del 2020 reflejan que la pandemia ha hecho que muchas familias se planteen la posibilidad de tener un perro en casa. El colegio de veterinarios teme ahora que estas decisiones acaben en abandono ya que existe un abismo entre las compras a criaderos o los cambios de titularidad entre particulares ya que suponen 92.858 adquisiciones frente a los 2.782 perros acogidos de protectoras.

Los cambios en la titularidad de los perros (de una protectora a un particular adoptante) así como las nuevas altas (compras o cambios de titularidad entre particulares) contabilizadas en el Registro Informático Valenciano de Identificación Animal (RIVIA) suelen sufrir pocos vaivenes de un año para otro. La irrupción de la Covid-19 alteró esta dinámica en la Comunitat Valenciana, como registran los datos mensuales comparados entre 2019 y 2020. Así, el comienzo de la desescalada el 18 de mayo de 2020 (fecha del inicio de la Fase 1) supuso un punto de inflexión y muchos valencianos debieron comenzar a pensar en la posibilidad de introducir en sus hogares a un perro. Efectivamente, tras aquella larga cuarentena, en el mes de mayo se rompió ya la estabilidad mostrada desde comienzos de año con respecto al mismo periodo de 2019 y durante los dos meses siguientes las cifras se dispararon: las adopciones de animales de protectoras crecieron un 94% en junio y un 49% en julio y las compras o cambios de propietarios de perros igualmente se incrementaron un 27,1 y un 17%, respectivamente, con respecto a 2019. En diciembre, además y seguramente a causa del periodo de compras navideño, el incremento de adquisiciones de perros (con respecto a ese mes de 2019) alcanzó el 31,7%.

El interés por incorporar a un perro a la familia, a causa probablemente del efecto psicológico del confinamiento y de las restricciones posteriores, se concentró pues durante los meses de verano y fue languideciendo hasta octubre, mes en el que el RIVIA ya registró cifras inferiores o parecidas a las del año anterior tanto en adopciones como en adquisiciones de perros. Volvió a repuntar, de forma menos relevante en cuanto a las adopciones, en noviembre y diciembre.

Desde que la cuarentena domiciliaria acabó (el 18 de mayo) y hasta finalizar 2020, las adopciones se dispararon un notable 37,6% y las adquisiciones de perros lo hicieron otro 17,2%. "La forma en la que se ha reaccionado a la pandemia y a las restricciones en la libertad de circulación o en el tiempo de ocio es quizá un fenómeno más sociológico que veterinario pero desde nuestra perspectiva confirma algo obvio y relevante: muchos valencianos abocados a estar mucho más tiempo en casa han preferido hacerlo disfrutando de la alegre compañía de un animal", valora Inmaculada Ibor, presidenta del Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV), que es la entidad que, por concesión de la Conselleria de Agricultura, gestiona el RIVIA. "Es un dato objetivamente positivo pero también encierra una amenaza, ¿qué ocurrirá con esos animales cuando volvamos plenamente a la normalidad?", se pregunta la responsable colegial.

Los datos registrados por el RIVIA para la Comunitat Valenciana son coherentes cuando se desciende al detalle del plano provincial. En Alicante, en ese mismo periodo de mayo a diciembre, las acogidas de canes procedentes de protectoras o refugios crecieron con respecto a 2019 casi un 30%, con fuertes incrementos en los meses de junio (+87%) y julio (+73%). En Valencia, el aumento registrado en 2020 a este respecto desde el final del confinamiento fue algo mayor, de casi el 40% y también se produjeron las mayores alzas en junio (+100%) y julio (+48%). En Castelló, por último, el repunte en esos ocho meses fue el más importante, del 63% e igualmente se debió en buena medida al aumento de las adopciones generadas en junio (+100%) y julio (+44%). Por su parte, las altas del RIVIA apuntadas entre mayo y diciembre de 2020 con respecto al mismo plazo de 2019 derivadas de compras o cambios de titularidad de perros experimen-taron aumentos igualmente relevantes en las tres provincias: del 12% en Alicante; del 21% en Valencia y del 17,5% en Castelló.

El CVCV, por último, no puede pasar por alto el enorme desequilibrio existente entre las adopciones y las compras: en el conjunto de 2020 se registraron 2.782 perros acogidos frente a 92.858 adquiridos. "Adoptar da una segunda oportunidad al animal, beneficia a la familia y a las entidades de protección animal y cumple con una función social añadida, que es clave en la lucha contra el abandono. La compra no contribuye a todo esto, pese a tratarse de un ser vivo, muchas veces se induce a ver al animal como un regalo más, como el juguete que no debe nunca considerarse y en demasiadas ocasiones, la compra es una acción más impulsiva, menos responsable", matiza en este sentido Ibor.