Alergias tempranas, más duras y más duraderas

Natacha Payà

Cuando pensamos en la palabra alergia, automáticamente la relacionamos con la estación primaveral, donde más tipos de polen vuelan por el ambiente que respiramos. Esto nos ocurre cuando nuestro cuerpo entra en contacto con sustancias que considera dañinas, y por ello reacciona de alguna manera para ponernos a salvo. La semana pasada desde el portal de Meteored, escribí un artículo sobre las alergias en nuestro cuerpo, aquellas que aparecen en los meses invernales. No todo el mundo es alérgico al mismo tipo de polen. El cambio de estación y el descenso de temperaturas, también favorecen la concentración de ciertas partículas alergénicas en el ambiente. Muchas plantas son las que polinizan durante el invierno y afectan a una gran parte de la población. Los responsables son los árboles o arbustos con madera y hojas fuertemente apretadas como el ciprés o el enebro. Ellos son las cupresáceas, una familia de plantas que generan el segundo polen más agresivo de España. Hace algunos años se pensaba que al polinizar en invierno, los casos de alergias eran tan solo un catarro más de la época, pero no es así. De hecho, desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica señalan que, casi el 40 % de la población es alérgica a este tipo de plantas. También, durante el invierno no hay que olvidar el uso excesivo de la calefacción y paralelamente, el uso de humidificadores para combatir la sequedad del ambiente. El manejo de este tipo de aparatos puede favorecer la aparición de las alergias producidas por hongos, o mejor dicho, por el moho que sale con temperaturas superiores a 20 y 25 ºC. Por otro lado, desde que el cambio climático está haciendo de las suyas, la polinización de ciertas plantas se ve acelerada, ya que se activa a mitad de enero o incluso antes. Lo lógico es que si se adelanta su inicio, también lo haga su desaparición, pero no es así. Los meses de exposición, debido a las altas temperaturas y a los contaminantes irán en aumento y se estima que alrededor del 2030 la mitad de la población pueda tener alguna enfermedad alérgica.

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