El peligro de los relámpagos y el poder de los cortafuegos

Un 23,4 % de los

fuegos del año pasado tuvo su origen en las tormentas secas

m.m.c. valència

Un 37,7 % de los incendios de 2020 tuvo su origen en causas intencionadas, afectando al 30,7 % de la superficie quemada. Un 23,4 % se inició durante el transcurso de tormentas secas por la caída de relámpagos mientras que las negligencias provocan un 22,22 %. Ante este porcentaje, la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica trabaja con el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo en evaluar el riesgo de procesos de ignición a partir de rayos.

El control del estado de los cortafuegos a través de teledetección para un seguimiento detallado es otro de los frentes. Así, el CEAM ha estudiado incendios como el de Beneixama. Entre las explicaciones para su menor impacto, se apuntaba a la mejora en las infraestructuras de acceso a la montaña. Algo que permite, según el estudio elaborado tras el fuego, «un rápido acceso de los recursos de prevención».

Además, en Beneixama se pudo comprobar el efecto que tiene el diseño y ejecución de fajas auxiliares apoyadas en viales. Cuando las llamas llegan a estas zonas de menor densidad de vegetación, «el comportamiento pasa a ser mucho menos agresivo, entrando en capacidad de extinción o llegando incluso a extinguirse».

En ese punto, los expertos apunta a que la potencialidad del incendio de Beneixama era superior a las 3.000 hectáreas y se quedó en una tercera parte. Estos cortafuegos, además, «suponen un gran apoyo para los medios de extinción».

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