Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las otras "víctimas" de la pandemia

Un estudio de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes alerta de que la mitad de personas crónicos aún tiene problemas para seguir con su tratamiento en un centro sanitario y que al 66 % le aplazaron citas o pruebas por la covid-19

Las otras «víctimas» de la pandemia

Más allá de los contagiados y fallecidos por coronavirus, la pandemia tiene otras víctimas colaterales. Con todos los esfuerzos centrados en atender a pacientes covid y evitar el colapso hospitalario, enfermos crónicos o personas que han visto agravados sus síntomas durante esta crisis sanitaria han quedado relegados «a un segundo plano» con una Atención Primaria «saturada» y una hospitalaria al ralentí y dedicada durante meses solo a lo urgente. Lo denuncia la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) —formada por 39 entidades que engloban a su vez a 1.400 asociaciones de todo tipo de enfermos (de cáncer, riñón, esclerosis múltiple o con enfermedades raras, entre otros)— en un informe sobre la asistencia sanitaria en 2020, que revela que a más del 66 % de encuestados les aplazaron pruebas, citas o intervenciones durante la pandemia, que la mitad de pacientes crónicos finalizó el año con problemas para seguir adecuadamente su tratamiento en su centro sanitario o que seis de cada diez reconocen que su estado de salud empeoró en este tiempo. «Después de casi un año no se ha recuperado la asistencia sanitaria prepandemia y esto tiene efectos fatales en los crónicos o pacientes con ciertas patologías. Es muy preocupante», resalta la presidenta de la POP, Carina Escobar.

El estudio —elaborado con encuestas a pacientes, sanitarios y directivos de la salud en diferente momentos de 2020— concluye que uno de los principales problemas que ha provocado la pandemia es el retraso en los diagnósticos y pone varios ejemplos, recogidos en informes de sociedades científicas: se prevé que uno de cada cinco pacientes con cáncer o no ha sido diagnosticado durante estos meses o se le detectó más tarde de lo que sería habitual antes de la pandemia; los servicios de Urgencias de los hospitales vieron hasta un 40 % menos de casos de infarto en la primera ola y un 28 % menos de ictus y especialistas alertan de que durante meses «nadie ha sido diagnosticado de EPOC o asma en España», ya que no se realizan espirometrías debido a la «regularización de limpieza de salas».

¿A qué se debe esta demora en los diagnósticos? Los expertos apuntan a varias causas. «La saturación de Atención Primaria supuso la cancelación o aplazamiento de consultas programadas antes de la pandemia y, además, el diagnóstico depende mucho de la derivación a la atención hospitalaria y esos flujos de tiempo se han visto afectados dado que muchos servicios cerraron o tuvieron que adaptarse para atender casi en exclusiva en la pandemia», señala el estudio de la POP, donde reconocen que el peor momento fue en la primera ola y que en la segunda muchos especialistas aseguraban que en sus hospitales ya se habían retomado el 80% de consultas. Una situación que puede haber vuelto a retroceder con esta tercera ola, la de mayor incidencia hasta el momento.

Pero no solo el sistema sanitario tiene la culpa de la demora en muchos diagnósticos. El estudio reconoce que también hubo muchos pacientes que por miedo al contagio dejaron de consultar con el médico pese a tener diferentes síntomas. Un 22,8 % de los encuestados, independientemente de la enfermedad que manifestasen, reconoce que durante el primer estado de alarma —de marzo a junio— «intentó aguantar todo lo posible» para no tener que acudir a un centro sanitario bien por miedo o porque creían que no les podrían atender. Un 7,9 % asegura que no se presentó a la prueba diagnóstica que ya tenía programada y entre un 4 un 6 % pidieron aplazar tanto alguna prueba como una operación.

El estudio concluye que en un contexto de pandemia con el acceso al sistema sanitario limitado en muchos casos, los pacientes crónicos son los grandes perjudicados ya que no se les pudo realizar un correcto seguimiento ni del estado de su enfermedad ni en muchos casos ni siquiera del tratamiento que deben tomar. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en mayo de 2020, que recoge el documento de la POP, revela que en el 53 % de los 155 países analizados se habían paralizado parcial o totalmente los programas de seguimiento de pacientes con hipertensión y lo mismo ocurría con la diabetes en el 49 %, o con en el cáncer en el 42 %. En España, el 66 % de pacientes encuestados por la POP reconoce que se la aplazó alguna cita, prueba o cirugía programada antes de la pandemia y una vez finalizado el estado de alarma solo el 53 % de crónicos afirmaba continuar con normalidad con su tratamiento en su centro de salud u hospital, el resto o bien se le habían espaciado más las citas para recibir la medicación o se le habían aplazado.

Desde la POP resaltan que la falta de control de los pacientes crónicos tendrá un «fuerte impacto» en un salud y en el sistema sanitario ya que hasta un 63 % reconoce que ha tenido síntomas de la enfermedad durante estos meses de pandemia.

Los expertos consultados en el estudio atribuyen la falta de seguimiento a que Atención Primaria y sus recursos —ya limitados antes de la pandemia— se vio saturada al multiplicar sus tareas por la covid-19 —realizar rastreos, seguir la evolución de infectados, etc...— y a que los hospitales centraron su atención también en el coronavirus. «Toda esta situación ha dejado en evidencia el deficiente sistema de atención a la cronicidad que hay en España», lamentan desde la POP, donde resaltan que los problemas a la hora de acceder al tratamiento también han tenido como víctimas principales a los crónicos.

El estudio recuerda que durante los primeros meses de pandemia hubo problemas burocráticos que hicieron que hasta el 79 % de pacientes tuviese complicaciones para conseguir su tratamiento farmacológico comunitario, tasa que bajó al 25 % a finales de 2020 y aunque destaca que las farmacias hospitalarias tuvieron que readaptar sus servicios a la nueva situación (con la entrega a domicilio, por ejemplo) hasta un 44 % de pacientes sufrieron en algún momento de la pandemia algún cambio en su tratamiento.

Ante la situación vivida en estos meses de pandemia, desde la Plataforma demandan una serie de cambios que parten principalmente de modificar la estrategia de atención a los crónicos, un número de pacientes recuerdan, que no deja de crecer. «Debemos cambiar la orientación hacia la atención aguda que ha enfatizado la covid y redirigirla a la atención a la cronicidad mediante una estrategia nacional», demanda la Plataforma, que exige «garantizar la vigencia y continuidad» de los programas de diagnóstico de enfermedades y aboga por crear instalaciones intermedias para que estos pacientes puedan acudir a las pruebas sin necesidad de ir al hospital. Además, demandan que se mantenga el trabajo en equipo entre diferentes estamentos que tan buen resultado ha tenido en pandemia, que se potencie la atención domiciliaria en mayores o pacientes especialmente vulnerables y que haya equidad entre las comunidades para que no haya diferencias en el acceso a consultas o tratamiento en función del lugar de residencia. Todo con el fin de que en lo que queda de pandemia o una futura, ningún paciente empeore por no recibir la atención necesaria.

Demandan que la rehabilitación sea un servicio «esencial»

La Plataforma de Organizaciones de Pacientes asegura que la rehabilitación es un servicio «esencial», ya que es fundamental para la calidad de vida de muchos pacientes a los que, reclaman, habría que ofrecérsela de forma «permanente», incluida dentro de un «tratamiento integral». Lamentan que esto es algo que no sucede como ha dejado en evidencia la pandemia de coronavirus.

El estudio de esta entidad revela que en la primera ola el 53 % de pacientes vio interrumpida la continuidad asistencial de las terapias de rehabilitación —solo dos de cada diez continuaron con ellas más espaciadas en el tiempo y al resto se le cancelaron—, una tasa que bajó al 42 % en la segunda ola, en el último trimestre del año. En el caso de los pacientes con enfermedades raras, sin embargo, el porcentaje de los que no pudieron seguir con la rehabilitación es del 70 %. En noviembre la Sociedad Española de Rehabilitación alertaba de nuevas cancelaciones en todo tipo de pacientes, incluidos quienes sufren un ictus.

El riesgo de que el teléfono sustituya a la consulta presencial

La consulta telefónica se convirtió en el modelo más frecuente en la primera ola de la pandemia —hasta un 54 % de pacientes contactó así con su médico, según el estudio de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes— y aunque bajó hasta el 27 % durante la segunda ola, depende de la comunidad y del servicio, todavía es la opción prioritaria como ocurre en Atención Primaria. Desde la Plataforma alertan del riesgo de sustituir de forma permanente la visita presencial al doctor por la telefónica e instan a que se recupere la atención en persona.

Por otra parte, conscientes de las ventajas que puede tener el seguimiento a crónicos desde sus domicilios a través de las nuevas tecnologías (telemedicina), instan a mejorar estos servicios y mejorarlos. En el caso de personas con una enfermedad permanente, desde la POP consideran clave que pueda comunicarse de forma sencilla y eficaz con los sanitarios y por ello demandan resolver problemas de accesibilidad en estos sistemas.

Compartir el artículo

stats