Génova pasa el cepillo y aboca al PPCV a ajustarse más el cinturón

Los populares valencianos ya redujeron gastos tras perder la Generalitat

Isabel Bonig y María José Català analizan la situación sanitaria junto al hospital de campaña instalado en La Fe.

Isabel Bonig y María José Català analizan la situación sanitaria junto al hospital de campaña instalado en La Fe. / Ana Escobar

Julia Ruiz

Julia Ruiz

València

Las dificultades económicas del Partido Popular como consecuencia del retroceso electoral en España tendrá consecuencias para las organizaciones territoriales de la formación conservadora, entre ellas, la valenciana, que, a partir de ahora, tendrá que hacer una aportación a las arcas nacionales. La dirección nacional que preside Pablo Casado ha trasladado a los representantes regionales y provinciales que tendrán que arrimar el hombro y salir al auxilio financiero de Madrid.

La decisión, que se adoptó en el comité ejecutivo nacional celebrado la semana pasada para analizar el resultado de las elecciones catalanas, aboca a la organización valenciana, que tampoco nada en la abundancia, a hacer sus propios ajustes para cuadrar un presupuesto que está ya diseñado. Fuentes populares confirmaron a este diario que están a la espera de que la dirección nacional concrete la cantidad que espera que las territoriales aporten, un detalle que Génova todavía no ha fijado.

La dirección nacional con Pablo Casado al frente atraviesa un momento financiero delicado tras la importante bajada de escaños tras las últimas generales. Una reducción del grupo popular a 88 escaños (muy lejos de los 137 que logró tener Mariano Rajoy antes de ser desalojado de la Moncloa) que se traduce en una disminución de la subvención electoral directamente relacionada con los votos cosechados y su traslación a escaños.

De hecho, más allá del golpe de efecto de anunciar el abandono de la emblemática sede de la calle Génova para simbólicamente romper con el pasado de corrupción, tras la decisión de los populares de buscar otros locales está también el motivo económico. Una situación muy similar a la que en su día atravesó el PP de la C. Valenciana tras perder el gobierno de las principales instituciones en 2015.

Los populares valencianos dejaron el local de la calle Quart y se mudaron a una de las plantas del edificio de la plaza América, una operación que, según sus propias cuentas, les permitió ahorrarse unos 2.700 euros al mes. Bonig, al igual que Casado, admitió que esa sede se les quedaba grande y que necesitaban «dar una nueva imagen y empezar un nuevo camino». Había algo de simbólico, pero también una cuestión de números.

Ajustes en el PPCV

Desde que el PPCV fue desalojado de la Generalitat, el partido ha ido haciendo ajustes en su presupuesto, un proceso doloroso ya que en su momento supuso el despido de varios asesores y asesoras tanto con puesto de trabajo en las Corts como en el partido.

El tijeretazo prosiguió en 2019 cuando la pérdida de doce escaños en las Corts implicó una pérdida en subvenciones de 1,6 millones, lo que forzó a más despidos de personal eventual y a estudiar muy bien los diferentes gastos. Lejos habían quedado los pomposos actos organizados por la trama Gürtel en las épocas de las mayorías absolutas.

El PPCV de Isabel Bonig se ha amoldado a la nueva etapa de la austeridad. Fuentes del PP admiten que la petición de la dirección supone un contratiempo y confían en que la cuantía solicitada no sea elevada para evitar nuevos apuros económicos. A diferencia de otras organizaciones que ya han protestado (el galleo Feijóo abandera la voz de los críticos), la valenciana ha encajado la petición con resignación. Al menos, de momento.

Otras fuentes matizan que el esfuerzo no vendrá solo de la regional. El cepillo también se pasará a las direcciones provinciales, una decisión que, en todo caso, tendrá también en cuenta la fortaleza de cada organización territorial.

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