Los hoteleros de la Costa Blanca han vuelto a darse un baño de realidad esta semana al comprobar que si bien se han disparado las reservas hasta un 400 % desde que el Reino Unido anunció que a partir del 17 de mayo los turistas británicos volverán a viajar y a hacer turismo, estas se concentran, de momento, para el otoño, a partir de octubre, cuando parece que se producirá el esperado «renacer» del turismo británico, que en marzo hará un año que prácticamente desapareció de la Comunitat Valenciana.

Una coyuntura que aunque puede variar en función del ritmo de vacunación, hace pensar que el próximo verano volverá a ser similar al de 2020 y centrado en el mercado nacional, por lo que la ocupación media no irá mucho más allá del 60 %. A la incertidumbre diaria de la evolución del virus y el ritmo lento de vacunación se suma, además, que la economía de las familias españolas está muy tocada tras 12 meses de crisis, por lo que los hoteleros no esperan grandes niveles de ocupación, como lo confirma, además, el que unos 100 establecimientos no prevén que puedan, incluso, abrir sus puertas en verano, y gran parte de ellos llevan cerrados desde noviembre de 2019.

De ahí que la patronal considere clave que el Gobierno concrete de inmediato el plan económico de choque que anunció el martes en el Congreso el presidente Pedro Sánchez con una inyección de 11.000 millones de euros —ayer el presidente volvió a la ambigüedad al señalar que se destinarán a ayudar al balance de la empresas—, de los que la mayor parte iría a paliar la crisis del sector, la más grave en un siglo, como recordó Toni Mayor, presidente de Hosbec.

José María Caballé, presidente de Servigroup, cadena que trabaja desde hace años con el turismo británico, sostiene que «es pronto para ver y comprobar la desescalada. Estamos preparados pero no es menos cierto que a la crisis sanitaria se une también la económica. Por supuesto que los ingleses quieren viajar y volver a Benidorm, como los españoles, pero debemos ser cautos».

La patronal valenciana envió ayer un toque de atención al tejido empresarial de la Comunitat para que acate los criterios adoptados por el Consell para la desescalada que arranca el lunes y no presione para acelerar los tiempos al calor de la buena evolución sanitaria, ya que una relajación temprana en busca de registrar un mínimo de actividad económica en Semana Santa podría poner en jaque el objetivo fundamental sobre el que pivotará la recuperación: la campaña de verano.

Así lo entiende el presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), Salvador Navarro, quien aseguró que el Ejecutivo autonómico ha «respondido bien» a las peticiones que elevaron los sectores más afectados por las restricciones impuestas a finales de enero. Navarro se refirió al enfado exhibido por el sector de la hostelería, el más beligerante con la Generalitat desde el inicio de la crisis sanitaria, tras el anuncio de las nuevas medidas que entrarán en vigor este lunes.

«Permiten el 75 % de aforo en las terrazas, lo que ya es un avance importante», defendió el líder empresarial en declaraciones a este diario. Pese al espectacular frenazo de contagios que ha tenido lugar durante su clausura, los bares reclaman poder trabajar ya en los interiores con limitación de aforo, algo que Navarro considera prematuro y que se producirá cuando los científicos lo avalen. «Estoy seguro de que si somos cautos se permitirán los interiores», añadió.

El peligro del optimismo

Con estas declaraciones, el presidente de la patronal está avalando la tesis del Consell de optar por una reapertura cauta y progresiva, siempre guiada por los expertos sanitarios. Navarro reconoce que las reuniones mantenidas con la Conselleria de Sanidad para consensuar esa desescalada empresarial han sido muy instructivas.

Una de las lecciones que extrae es que la relajación de medidas comporta el riesgo de transmitir un optimismo que la sociedad puede interpretar erróneamente y reducir la prevención que tan buenos resultados ha dado. Por eso, no quiere que el colectivo al que representa contribuya a esta sensación llamando a salvar la Semana Santa ni nada parecido.

«Ventilarse» la Semana Santa

«El objetivo no es Pascua sino verano. Esa es la temporada que no podemos perder», alertó. «Si empiezan los excesos llegarán los rebrotes y no seremos capaces de dar confianza a los mercados» clave para el sector turístico valenciano, como el británico o el francés. Así, fue contundente al pedir que «igual que nos ventilamos las Fallas, ventilémonos la Semana Santa».

El presidente de la CEV ve fundamental ese componente de seguridad, que hoy por hoy descansa sobre la situación sanitaria. «Los británicos están empezando a hacer reservas y Grecia ya se mueve en ese sentido, es nuestra competencia. Igual que hemos ganado a otros mercados como Túnez en el pasado por ser más seguros, no podemos perder ahora esa carrera», remató.