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"Si vuelven a confinarnos, apaga y vámonos"

«Con lo que autorizan no va a servir para ganar dinero, pero no nos queda más remedio», lamentan

Los hosteleros ya preparaban ayer la reapertura de sus terrazas con labores, sobre todo, de limpieza. J.M.López

Hastío. Cansancio. Incertidumbre. Resignación. Si el pasado mes de mayo, cuando la hostelería conseguía reabrir tras un confinamiento severo que duró tres meses, las caras durante los preparativos eran de cierta esperanza -y algún que otro cabreo por el retraso del pase a la Fase 1 de la desescalada en la Comunitat Valenciana-, los semblantes de ayer ante la vuelta de las terrazas a los bares eran completamente distintos.

Esta última clausura de la actividad ha socavado la moral de los trabajadores y empresarios de un sector que, en lugar de ver «brotes verdes» en la recuperación de una pequeña parte de la actividad, observan con cautela lo que puede venir más adelante. Además, la previsión meteorológica indica lluvias para hoy y mañana: un palo más en las ruedas de un sector al que solo se le permitirá abrir en espacios que se encuentren al aire libre al menos durante esta semana, hasta que se revisen las normas con los datos epidemiológicos que se den durante los próximos días.

«Si nos vuelven a confinar, apaga y vámonos», espeta Benjamín cuando escucha hablar de una posible cuarta ola de la pandemia. Él es el responsable de uno de los cinco restaurantes que tiene La Piazza en València. La compañía regenta en total cinco locales en la ciudad de los que durante las últimas restricciones solo ha funcionado uno, que se ha encargado de realizar los pedidos a domicilio. Hoy la compañía abrirá las terrazas de ese mismo local y de otro, en la avenida de Cortes Valencianas, pero ayer ya se preparaban para ello: «Después de mes y medio parados hay que conectar maquinaria, limpiar, comprar producto... De todo lo que había fresco se ha tenido que tirar mucho, se congeló lo que se pudo. Poner en marcha un restaurante cuesta bastante», explica Benjamín.

Esta «reapertura» no será total. Podrán, tal y como indican las medidas decretadas por la Conselleria de Sanidad, dar servicio en la terraza al aire libre con un aforo máximo del 75 %, un máximo de cuatro personas por mesa y separación de 1,5 metros entre ellas. «Con lo que autorizan no va a servir para ganar dinero, no es rentable, pero hay que arrancar y no nos queda mucho más remedio. A ver si los vecinos se animan un poquito», comenta resignado Benjamín. «A ver cómo avanzamos», lanza al aire.

Sobre la obligatoriedad de llevar la mascarilla cuando no se esté consumiendo, Benjamín lo tiene claro: «Nosotros explicamos que cuando acaben de consumir deben ponerse la mascarilla, pero llega un momento dado en el que no somos policías», apunta, si bien insiste en que en su local cuentan «con la colaboración de la gente» y «no se fomenta la sobremesa».

«No llega para cubrir gastos»

En el mismo entorno se encuentra el restaurante Racó de l’Arnau. Sin embargo, según señala el encargado del local, José Manuel, no abrirán hoy su terraza. «Tenemos poco espacio y con la restricción de aforo y que parece que va a haber lluvia estos días, ni siquiera vale la pena», lamenta. De momento, seguirán sirviendo a domicilio o cocinar comida para recoger. «Hacer comida para llevar no nos ha servido ni para cubrir gastos, pero era necesario porque si cerrabas, igual luego ya costaba más abrir», revela.

Su empresa sí que abrirá la terraza de Marina Alta, otro restaurante que mantienen a unas escasas manzanas de la avenida de Cortes Valencianas y del que también es encargado el mismo José Manuel. Pero lo hará mañana martes. «Vamos a dejar pasar un día para que el cocinero pueda prepararlo todo bien», aclara. Y es que una de las tareas a tener en cuenta es la provisión de producto del negocio, puesto que tras mes y medio con el local cerrado, prácticamente hay que comprarlo todo de cero.

Aún así, la incertidumbre sigue apoderándose del mensaje. «Los ánimos están por los suelos. Estamos a la expectativa de ver qué es lo que va a pasar, si duraremos 15 días o más...», concluye hastiado José Manuel.

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