El clima constantemente ha cambiado en toda la historia geológica de la Tierra, que tiene 5000 millones de años de antigüedad. En Girona y en la llanura de la Selva en la Era Secundaria el clima era tropical y había rinocerontes. No obstante, debemos tener en cuenta que hace 700 años en la Alta Edad Media los cerezos florecían en el mes de enero en la Península Ibérica, el clima era más cálido que el actual. El clima siempre ha cambiado en el pasado y también cambiará en el futuro, pero el problema actual es que el cambio climático es el incremento de gases de efecto invernadero, es casi sólo de origen humano, mientras que en el pasado el porcentaje de calentamiento de los cambios climáticos era en un porcentaje mucho menor, la emisión de gases invernadero era mucho menos importante que en la actualidad. Pero el clima también cambiaba por efecto del hombre, ya que hubo grandes desbroces de árboles en las dos mesetas y la Depresión del Ebro en la Edad Media. En aquella época se deforestó gran parte de Iberia. Esta deforestación probablemente también afectó a las temperaturas y especialmente a las precipitaciones, ya que la evapotranspiración de las hojas de los árboles de los bosques incrementa la evaporación y el ciclo del agua e incrementa la precipitación de un área determinada respecto una zona sin vegetación. Por otra parte, también debemos mencionar que antes el desierto del Sahara era una extensa masa forestal, con un clima húmedo. También es importante averiguar cómo será el cambio climático en el futuro, actualmente se hacen proyecciones de cambio climático. Se dice, sin fundamento, que gran parte de España será un desierto en 2050, probablemente aumentará la superficie con clima semiárido, pero no será un desierto. Puede aumentar la precipitación de origen convectivo, por tormentas en el sureste, este y noreste peninsular y también en general en toda la Península Ibérica gracias al calentamiento del mar Mediterráneo. Hay muchas incertidumbres. Se prevé un calentamiento climático más importante en verano respecto al invierno en España, y más importante en el centro peninsular que en el litoral. Por otro lado las precipitaciones disminuirán en verano con un aumento en latitud de la masa de aire tropical continental, con el incremento de latitud de la célula de Hadley. Pero habrá un incremento de las situaciones meteorológicas extremas. Hay que adaptarse a estas alteraciones climáticas, haciendo una ordenación del territorio más racional, donde los geógrafos tenemos mucho que decir, ya que tenemos los conocimientos y las herramientas, los Sistemas de Información Geográfica para conocer y delimitar las áreas susceptibles de tener más riesgos climáticos, inundaciones, vendavales, granizadas, olas de frío, olas de calor, etc.