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El Bloc planteará a sus bases hasta cinco opciones para decidir el cambio de nombre

La votación se celebra la próxima semana y podría tener una segunda vuelta, aunque la decisión final no se ratificará hasta el congreso de junio

El Bloc abre la próxima semana el proceso que podría acabar con el cambio de nombre. La decisión final no se adoptará hasta el congreso de junio, pero la militancia va a tener en en sus manos, el 11 y 12 de marzo, la posibilidad de decidir sobre la denominación que se incluye en la ponencia política. Un documento que se enviará junto al de estatutos a los militantes a mediados de mes y que será sometido a un proceso de enmiendas de los colectivos locales y comarcales hasta junio.

La votación sobre el cambio de nombre será telemática y a elegir entre las propuestas que planteará el equipo que coordina el conseller de Educación, Vicent Marzà. Según algunas fuentes se propondrán en torno a cinco nombres. Se barajan términos sonoros y con fuerza, al estilo de Compromís, y no un acrónimo como hasta ahora ya que el Bloc es la primera palabra de Bloc Nacionalista Valencià, el nombre completo.

Si hay más de una denominación que suscite un apoyo importante incluso se prevé una votación a modo de segunda vuelta, el sábado día 13. Quien prefiera mantener el nombre actual de Bloc tendrá que hacerlo vía enmiendas al congreso. El posible cambio de nombre es uno de los elementos más visibles del proceso de renovación, pero no el único. El rumbo de las ponencias está ya marcado y lo que se busca es un partido más abierto, capaz de ampliar su espacio político y con una visión más ambiciosa.

La comisión organizadora que coordina Elena López Blat presentó ayer la campaña para promover la afiliación. Se denomina «Participa en la revolució valencianista», y recoge los valores que busca el nuevo Bloc: valencianismo, de izquierdas y también feminista, diverso y ecologista.

Mientras, la corriente Bloc i País acusó a la dirección de Àgueda Micó de hurtar el debate y el voto a la militancia al decantarse por el sistema de delegados. Los soberanistas hablan de «imposición» y «deriva antidemocrática».

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