Rosa Huertas es la portavoz de la Plataforma de Afectados de IDental y Dentix y, tras empezar un tratamiento con la primera clínica (que se negó a completar con la segunda porque «los trabajadores eran los mismos que me estafaron y me quitaron dientes sanos»), está sin dentadura (literalmente) desde hace tres años. «Solo me queda una muela», especifica. Tiene la boca llena de implantes a los que les falta la corona y lleva desde 2018 comiendo cosas blandas, sopas, cremas y triturados.

Trabajaba en ventas, cara al público, algo que no puede hacer sin dentadura, por eso sigue en excedencia ya que no hay baja laboral posible para una situación como la suya. Habla de depresión y de los problemas que le están acarreando los implantes porque se le están «atravesando». «Me han dicho que me los tengo que quitar. No he encontrado presupuesto inferior a 22.000 euros», asegura.

Su caso está en los tribunales, donde ya ha ido a declarar en dos ocasiones, pero ahí sigue, sin dentadura, sabiendo que el dinero que pagó por adelantado por su tratamiento no lo va a recuperar y mirando a ver cómo consigue financiar uno nuevo «porque no se puede vivir sin dentadura». «No sé si ir a un prestamista o si vender mi piso porque necesito una solución ya tras tres años sin poder comer, ni reír, ni trabajar», concluye.