El coordinador autonómico de Ciudadanos, Toni Cantó, ha sido de los primeros en saltar del barco de Ciudadanos cuando su hundimiento se daba ya por hecho.

Cantó ha pedido esta mañana la dimisión de Inés Arrimadas y de toda la ejecutiva tras el fiasco de la moción de censura en Murcia y ha reclamado una lista conjunta con el PP para las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Como no se ha aceptado su propuesta, ha abandonado.

Al final de la reunión ha dicho que deja también su escaño como portavoz en las Corts Valencianes, donde el partido tiene 18 diputados, y asegura que le ha dicho a su representante que le busque trabajo como actor, su actividad antes de embarcase en la política. El abandono se produce en un momento en el que el PP ha abierto las puertas de par en par a todos aquellos que abandonen el barco. Cantó ya dejó a UPyD con el cartel de candidato a la presidencia de la Generalitat ya preparado cuando propuso la fusión con Ciudadanos que no se hizo. En ese momento, Cantó también abandonó el UpyD.

Cantó es el cargo de mayor relevancia que abandona Ciudadanos. Es el coordinador en la Comunitat Valenciana y el síndic en las Corts donde ha tejido discursos muy duros con la izquierda valenciana casi más que el PP aunque también ha tenido otros momentos en los que se ha acercado a los socialistas como en la negociación de los últimos presupuestos.

Cantó ha combinado en este tiempo la hiperactividad en redes con mensajes radicales y provocadores y un discurso moderado y de mano tendida con una comunicación fluida con Puig. Tampoco ha descuidado el debate nacional con ataques al Gobierno de Sánchez e Iglesias.

«Al gulag, al gulag». Los escaños de Podem y de Ciudadanos están separados por un pasillo de apenas un metro en el hemiciclo de las Corts Valencianes. Más de un podemita ha escuchado como Toni Cantó, líder de Cs, les mandaba allí donde los regímenes comunistas purgaban a sus críticos.

Es un ejemplo del Cantó más duro, el del perfil radical e incluso provocador y bravucón que cultiva en las redes sociales, donde es uno de los políticos valencianos con más actividad y el que más seguidores tiene.

Un perfil que trató de combinar desde el pasado verano con un discurso moderado, centrista y de mano tendida para alcanzar acuerdos por el centro con los socialistas y que, según explicaban hace unas semanas en el partido, tenía intención de mantener en el próximo semestre, reforzando el canal de comunicación que mantienía abierto con el presidente, Ximo Puig. La política es tan volátil que en solo unas semanas todo ha saltado por los aires para Cantó.

Era el Cantó de dos caras. El que se solidarizó con una niña de un instituto de Málaga a la que llamaron nazi por llevar una pulsera de Vox y criticó que la profesora le obligara a quitársela. Era también el que asistió en primera fila a la foto de Colón con Rivera, Abascal y Casado en 2019 y de los primeros en abrirse cuenta en Parler, la red social a la que se pasaba en masa la ultraderecha norteamericana tras el veto a Donald Trump en twitter por animar el asalto del Capitolio.

Cantó cuenta con un potente equipo para alimentar su presencia en redes, especialmente twitter, la más política. Conoce bien las reglas y códigos que se manejan y lanza a diario mensajes contundentes y duros, los únicos que permiten tener repercusión y con los que consigue un impacto que le lleva a aparecer continuamente en el debate nacional, que no descuida.

Sus intervenciones suelen estar muy centradas en temas nacionales, con ataques al Gobierno de Sánchez e Iglesias, sobre los que ejerce una especie de oposición virtual, y a ministros como José Luis Ábalos o Salvador Illa. También contra sus dos grandes «enemigos»: el comunismo y el nacionalismo. A ello se suman las apariciones en programas que más que de debate sosegado son de discusión abierta como el de Ana Rosa Quintana, donde el actor reconvertido a político interviene con discursos que después le sirven para alimentar las redes.

En el espacio de las redes también se ha visto inmerso en sonoras polémicas como cuando dijo que la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas o cuando propuso volar por las aires la televisión valenciana.

Camaleón y rescate en la playa

Todo ello junto a la búsqueda constante de golpes de efecto mediáticos. Hace unas semanas fue «camaleón» en «Mask Singer» y el verano pasado «salvó» a tres bañistas en Oropesa atrapadas en las rocas en día de fuerte oleaje.

Pero desde la dimisión de Albert Rivera en noviembre de 2019 y la llegada de Inés Arrimadas a la dirección de Cs en marzo de 2020, el partido entendió que solo en el centro tenía alguna posibilidad de supervivencia. Y Cantó fue de los primeros en pasarse al centro. Pero en las últimas semanas ha vuelto a virar a la derecha.

Tendió la mano a los populares, con los que mantiene pactos en instituciones como la Diputación o el Ayuntamiento de Alicante, pero a raíz de la pandemia abrió un proceso de acercamiento a los socialistas que a su vez también percibieron que les resultaba provechoso entenderse con Ciudadanos y fomentar una imagen más centrada y recogieron el guante. Desde entonces existe un canal habitual de comunicación entre Puig y Cantó.

Además, el perfil de mano tendida permitió a Cantó durante tres meses acaparar el protagonismo con una negociación del presupuesto autonómico que le llevó finalmente a abstenerse en las cuentas del Botànic para 2021.

Una época en la que había rebajado sus antiguas críticas a los socialistas, a los que llamaba el PSC valenciano, pero en la que ha mantenido la dureza hacia los otros dos miembros del Botànic, Compromís y Unides Podem. Ahora según asegura deja la política para volver a su carrera de actor.