La plaza del Ayuntamiento de València gritó ayer contra el racismo y el fascismo. Así lo impulsaron decenas de colectivos, plataformas y ONG que se unieron en la Crida contra el Racisme i el Feixisme a medio día para visibilizar colectivos que están aún muy lejos de ser iguales al resto de ciudadanos. «Pedimos que se cierren los Centros de Internamiento de Extranjeros, donde nos encierran solo por no tener papeles, que se derogue la Ley de Extranjería que nos obliga a pasar tres años antes de poder regularizar nuestra situación y, por último, que se combaran los discursos del odio contra los migrantes que se escuchan desde la extrema derecha», explicó Angela Pedraza, portavoz de la Crida.

«El resto de partidos no compensan ni combaten ese discurso político de los fascistas porque los migrantes no damos suficientes votos», lamentó Pedraza, quien pidió a los políticos que actúen. No solo en esa dirección, sino que también solicitan que terminen con el racismo «institucional».

Lo explicó Arturo Borra, otro de los impulsores de la Crida, quien señaló que las instituciones también «oprimen» a estos colectivos con acciones como la dificultad para acceder al padrón y, por ende se impide el ejercicio de sus derechos fundamentales como la salud o los servicios sociales municipales. De hecho, denuncian que esas políticas sociales «no son universales» en tanto en cuanto se necesitan un gran número de papeles a los que se tarda años en acceder. Además, también cuestionan la «identificación policial racial», ya que las fuerzas y cuerpos de seguridad «les vale con ver un rostro oscuro para identificar a esa persona».

La covid-19 agrava la situación

Pedraza también aseguró que la pandemia ha agravado la situación de estos colectivos. En especial el asiático, a quien se ha «encasillado» por el origen de la covid-19.

No solo eso. Según denunciaron en la lectura del manifiesto, la pandemia «ha hecho más visible la importancia de los trabajos que realizan las mujeres racializadas dentro y fuera de casa», ya que en buena parte de ellas recaen los empleos de cuidados que la sociedad demanda.