Toda la cuenca mediterránea manifiesta un proceso de calentamiento sostenido desde 1982. El último informe del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo no deja lugar a la duda y certifica que este pasado febrero el valor de la temperatura superficial marina registraba un incremento de 1,4 º, muy por encima de la media habitual situada en 1,26 º. Un indicador más del cambio climático, cuyos efectos se dejarán sentir con especial virulencia en el sur de Europa como advierten los expertos.

Aumento persistente

Según el grupo de Meteorología y Dinámica de Contaminantes del CEAM, la tendencia a largo plazo de la temperatura superficial marina mantiene un aumento persistente a lo largo del periodo enero de 1982-febrero de 2021. Durante todo el invierno, las mediciones arrojaron cifras «claramente por encima de los valores promedio e incluso de los años anteriores».

Los valores más fríos se localizan en la parte más septentrional de la cuenca mediterránea y aumentan, de manera general, según se avanza hacia el sur. En el Egeo, por ejemplo, se centran las anomalías cálidas más destacables pero en la mayor parte del Mediterráneo se registran valores ligeramente positivos.

Los últimos tres meses de invierno superan los registros del año anterior, al pasar de una subida media de 0,7 grados centígrados en el trimestre, a 1,2 C en diciembre, 1,3 C en enero y 1,4 C en febrero. Los ascensos más destacables se mantuvieron en el litoral valenciano y el Egeo. Así, enero de 2021 se sitúa como el segundo más cálido de la serie histórica (1982-2021), muy cerca del dato de 2016, mientras que la temperatura superficial marina desestacionalizada presenta el pico más alto con una diferencia de casi 0.5 ̊C respecto al segundo, medido en 2016.

Según el documento del CEAM, a partir del año 2000 los números negativos han sido muy escasos, por lo que se mantiene el predominio de ascenso térmico tanto en los valores diarios, especialmente durante la última década, como en los mensuales.