La vicepresidenta de la Generalitat y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, reivindicó ayer la ley trans valenciana (que cumple cuatro años de vigencia) y volvió a marcar posiciones frente a los postulados del feminismo clásico, defendiendo una ley estatal que, a imagen y semejanza de la valenciana, reconozca «la igualdad y la dignidad de las personas trans». «Ni más ni menos que el derecho a ser», aseveró, y consideró que no sabía «qué hay más feminista que esto».

Oltra abrió la jornada virtual «Derechos y Libertades sexuales: encrucijadas del feminismo» organizada por la Comisión de Igualdad de la Facultat de Dret de la Universitat de València. En su intervención, la vicepresidenta lamentó que en el actual «marco de enfrentamientos» en el seno del feminismo, se haya puesto en el disparadero la ley trans.

«De repente se plantea como una amenaza el derecho a ser de las personas trans. De nuevo nos encontramos a las mujeres como seres protegidos, preservados, de pureza, y no como seres de pleno derecho, que no necesitan ser tuteladas, libres de expresarnos como nos venga bien», consideró sobre el debate, que en el ámbito político sitúa a Compromís y Podemos frente a las tesis de sus socios del PSOE.

Oltra advirtió de que el discurso de parte del feminismo «de ataque a la Ley Trans acaba entroncando con la ultraderecha y la ideología de género». Ante estos postulados, puso como ejemplo la ley valenciana, y detalló que en cuatro años de vigencia «ha habido 578 personas asesoradas, 33 cambios de documentación y ningún problema».

La consellera de Igualdad recordó que la ley trans «no le quita ningún derecho a nadie, que aquí a veces parece que si le damos unos derechos a unos se los quitamos a otros». «Me pregunto por qué se oponen a estas leyes, normalmente las personas más conservadoras, que quieren imponer la cosmovisión del patriarcado. ¿Si no le quita derechos a nadie, cuál es el problema?», se cuestionó, al tiempo que señaló a una parte del feminismo que ataca a los transexuales de buscar «un chivo expiatorio».

Consideró que el feminismo que ha de tener en común «un discurso basado en la libertad sexual en la que cabemos todos», y que reivindique «el deseo y a trascender del determinismo biológico».

Gran parte de la intervención de Oltra fue, precisamente, para hablar «del derecho de las mujeres a desear, a ser protagonistas de nuestra sexualidad y de huir del marco del consentimiento».

Abrir el foco

«Lo importante es que nos reivindiquemos como seres que tenemos deseos, que disfrutar de nuestro cuerpo forma parte de nuestros derechos. Abramos el foco del discurso feminista al placer, al deseo. La cuestión no es decir sí o no, si no que queremos ser protagonistas de esa sexualidad. Si solo focalizamos en el consentimiento, ¿en qué nos convierte a las mujeres? En un semáforo, a decir si puedes pasar o no. ¿Pero dónde se sitúa el deseo? En los hombres», reflexionó sobre el concepto del «sí es sí» que pidió superar. «Si ese es el eslogan que trasladamos como paradigma, hemos renunciado nosotras a ser sujetos del deseo, y solo ellos lo son, y nos dejan solo el consentimiento. ¿Qué mensaje lanzamos a los adolescentes? ¿Que la sexualidad es de ellos y ellas han de acceder?