"Túria es queda" no es solo un eslogan plasmado en una gran pancarta desplegada esta mañana en los bloques de viviendas de la céntrica calle Túria, es un manifiesto de intenciones. Primero, del valor intrínseco del asociacionismo vecinal y, segundo, del modelo urbanístico que persigue la ciudadanía valenciana. Uno que devuelva los barrios a su vecindario, así como a sus tradicionales comercios locales, y potencie un tejido asociativo más próximo y sostenible.

No obstante, la proliferación incesante de viviendas turísticas en el centro histórico de València no solo enturbia la consecución de dicho objetivo, sino que lo imposibilita.

En este sentido, la especulación inmobiliaria y los fondos de inversión son la punta del iceberg de una gentrificación que acabará vaciando las calles más emblemáticas del cap i casal de sus vecinos y vecinas. Así lo han denunciado esta mañana decenas de ellos, que han querido sumarse a la concentración convocada conjuntamente por EntreBarris y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

La última cara visible de este proceso son dos centenarios bloques de viviendas, los números 49 y 51 de la calle Túria, que hasta hace escasos meses conformaban el hogar de 16 familias. Sus actuales propietarios, según denuncian, planean firmar un contrato de compraventa de los inmuebles el próximo mes de abril con una filial francesa, lo que supondría no solo el desalojo forzoso de los seis núcleos de inquilinos que todavía persisten en los edificios, sino la destrucción de ambas construcciones.

¿El motivo? Construir 32 apartamentos turísticos en el que ha sido hogar para casi una veintena de vecinos de València, entre ellos Miguel y Francisca —un matrimonio anciano de 90 años—, así como del Jardín de Infancia "Túria" y un restaurante.

Con asombro, según detallan colectivos sociales y residentes, descubrieron hace escasos días el anuncio de la asesoría Promarina Consultores. En este se expone, incluso con recreaciones en 3D, el que pretende ser un hotel de tres estrellas con más de 110 camas. De este modo, sin más recursos que el activismo, la población se ha manifestado unánimemente, cuando el reloj ha marcado las 12:00 horas, su voluntad de no dejar que "especulen con nuestras vidas y barrios".

Defensa de los barrios

La cita ha congregado esta mañana a decenas de manifestantes que han clamado al unísono por el derecho a la vivienda de las seis familias que persisten en los citados bloques de la calle Túria, como Pedro y Bianca. Según detallan los propios inquilinos, los actuales propietarios se niegan a prolongar unos contratos de alquiler que, en muchos casos, ya han expirado, dejando sin vivienda a diez familias.

Aquellos que aún mantienen su vigencia, como exponen, están recibiendo sobornos económicos con el fin de abandonar el inmueble. Otros, como el matrimonio de nonagenarios, se aferra a la que ha sido su casa 49 años. Con un arrendamiento de renta antigua, esta pareja defiende el que es un derecho reglado: el carácter indefinidamente prorrogable de su contrato.

Tras la lectura del manifiesto en el que se apela a la Administración a actuar con contudencia para frenar estos "desahucios", así como a prorrogar cinco años los acuerdos de arrendamiento, un silencio demoledor ha invadido el vial.

Niños y adultos miraban, en ese momento, pequeños letreros colgados en las barandillas de las viviendas que rezaban "nos vemos en el otro barrio". Una contundente metáfora que no ha dejado indiferente a ningún asistente. "Somos vecinos del barrio y queremos defenderlo. Sentimos impotencia y desesperación", expone un matrimonio que reside en el Botánico desde hace diez años. "La iniciativa no debe surgir de la población, sino de las entidades gubernamentales. Existe voluntad, pero faltan acciones prácticas", denuncian.

En esta misma línea se ha manifestado Paula Iranzo. Como ella, múltiples padres y madres han acudido a la concentración con sus hijos pequeños, alumnado de una escuela infantil que, previsiblemente, no podrá volver a abrir sus puertas el próximo curso escolar. "Perder el barrio sería el principio del fin", lamenta, "esta guardería tiene más de 40 años de historia, no solo forma parte de la identidad del barrio, sino que también genera puestos de trabajo", expone.

Respuesta municipal

La concejala de Vivienda del Ayuntamiento de València, Isabel Lozano, ha anunciado que impulsará una medida consistente en aplicar una moratoria de apartamentos turísticos en régimen de explotación hotelera en edificios enteros en 37 barrios de la ciudad de València con el objetivo de "paralizar movimientos especulativos de fondos buitre y grandes corporaciones", como es el caso de calle Turia.

Así, propone suspender la tramitación y el otorgamiento de las licencias y declaraciones responsables de obras y actividades que se soliciten en las zonas de calificación urbanística de Centro Histórico Protegido, a excepción de las que tengan Plan Especial aprobado, y calificación urbanística de Ensanche.